Saltar navegación

UDI_6_SOCIAL_teoria

2º ESO PMAR ÁMBITO SOCIAL

UDI 6. CIBERACOSO ESCOLAR

Qué es



El ciberacoso o ciberbullying es una realidad en las aulas, y cada vez más casos salen a la luz, afectando a niños, niñas y jóvenes de edades y contextos diferentes. Es un tipo de acoso que se produce entre menores y en el que se utilizan los medios digitales para hacer daño a la víctima, conscientemente y de forma repetida en el tiempo:


Daño intencional: el acoso puede tomar muchas formas, burlas, humillaciones, insultos, difusión de mentiras y rumores, hacerse pasar por la víctima para ridiculizarle, cerrar sus cuentas con denuncias falsas en las redes sociales, presión a sus compañeros para aislarle, etc. con la intención de hacerle daño psicológica, emocional y socialmente.
Repetido: el daño se produce habitualmente, pudiendo llegar a ser algo cotidiano y rutinario. No se trata de incidentes aislados, peleas ni discusiones puntuales.
Entre menores: por parte de un menor o grupo de menores hacia otro menor, pudiendo adoptar un rol de superioridad (o mayor estatus social) sobre la víctima.
Con medios digitales: utilizan como herramienta los móviles, las redes sociales, fotos, vídeos, juegos online, correo electrónico, foros y cualquier otra aplicación móvil o servicio de Internet.


Cada situación es diferente, y también lo son las vivencias de cada menor. Aun así, es habitual que estos casos generen secuelas psicológicas graves, dañando la autoestima de las víctimas y su capacidad de relacionarse con los demás, incluso en algunas ocasiones pueden llevarles hasta una depresión o ideas suicidas.


En situación

amigos





María, de 13 años, estaba incluida en un grupo de WhatsApp con algunas compañeras de clase, su grupo de amigas de siempre, hasta que un día un malentendido provocó una discusión con dos de ellas, se dijeron de todo y luego ellas le echaron del grupo para aislarla.

Sin embargo no quedó ahí la cosa, paralelamente empezó a recibir mensajes de WhatsApp insultándola y ridiculizándola por parte de ambas compañeras y de otros números que no conocía. Los mensajes se sucedían, llegaban cualquier día, a cualquier hora, recién levantada, en el recreo, entre clase y clase, por la tarde, antes de acostarse e incluso algunas noches se despertaba con los bip-bip de alerta de nuevos mensajes…

Poco después empezaron a circular fotos suyas retocadas para ridiculizarle. Ya no era algo del WhatsApp, se empezaron a compartir en otras redes sociales e incluso llegó a aparecer una cuenta falsa con su nombre en Instagram donde compartían muchas de estas fotos y otras personas hacían comentarios desagradables.

Mientras tanto, en el centro educativo sus compañeros empezaron a apartarse de ella, con lo que se sentía aún más sola y desesperada. Ya no sabía qué hacer, ni a quién acudir. Al principio pensó que todo esto sería una tontería y se acabaría pronto por sí solo, pero se ha convertido en un acoso cotidiano. Los mensajes no dejan de crecer en número y gravedad.



¿Por qué es tan dañino y complejo?

 




El ciberbullying presenta algunas peculiaridades respecto al acoso presencial que agravan su impacto y consecuencias.

Con el uso de dispositivos tecnológicos se produce una desinhibición en el comportamiento. Los acosadores pueden atreverse a actuar (cuando no lo harían en persona) o hacerlo de una manera más impulsiva o agresiva:


El supuesto anonimato de la red (que no es tal) genera una falsa sensación de impunidad, de ausencia de responsabilidad y de poder e invencibilidad.
La distancia física con la víctima reduce la empatía con ella, dificulta la consciencia sobre el daño causado. Al no ver sus reacciones pueden mantener comportamientos que en persona habrían abandonado mucho antes.
Los testigos o espectadores pueden sumarse más fácilmente al tener una menor exposición personal. No es necesario que ataquen activamente a la víctima sino que basta con compartir o darle me gusta a los mensajes acosadores de otra persona.
La inmediatez de las comunicaciones permite respuestas rápidas e impulsivas que pueden empeorar los conflictos.
La ausencia de normas claras de comportamiento y mecanismos de regulación social en Internet permiten que aparezcan conductas que no se darían de la misma manera en persona.



Además, las características de Internet y de los móviles (ya de uso cotidiano entre los menores) hacen que aumente el impacto de la victimización. Se pueden compartir mensajes en cualquier momento y lugar, por lo que un acosador puede actuar las 24h. La víctima no tiene momentos de tranquilidad ni espacios seguros.

Los mensajes ofensivos pueden hacerse virales y llegar a muchas más personas en muy poco tiempo, incluso personas desconocidas y alejadas del entorno de la víctima. Pueden permanecer en el tiempo, dañándole y afectando su imagen a futuro (por ejemplo, aunque se cambie de centro educativo los mensajes siguen ahí y es más fácil que el acoso vuelva a empezar). Conviene tener en cuenta que a mayor difusión, es más difícil localizar todos los mensajes para solicitar su eliminación, y además, no en todos los servicios web es sencillo conseguir que los borren.



¿Por qué se produce?


Internet es una parte más de nuestra vida. Un caso de ciberbullying puede ser simplemente la extensión en Internet de una situación de acoso cara a cara, aunque también puede transcurrir enteramente a través de Internet. En cualquier caso, las motivaciones pueden ser varias:


La falsa creencia de que es una broma sin importancia. El ciberacoso puede tener repercusiones muy serias, no son cosas de críos, no es gracioso.
El deseo de venganza ante un conflicto previo, o por la enemistad entre dos personas. La falta de habilidades sociales hace que no sepan gestionar adecuadamente la situación, no pasen página y busquen dañar a la otra persona.
La falta de autoestima del acosador, quien trata de ocultarlo mostrando su fuerza para humillar a otras personas y parecer superior.
La presión del grupo de iguales y el interés por proteger o mejorar su estatus social.



Por lo tanto, cualquiera puede ser el elegido como víctima en un caso de ciberacoso, aunque hay una serie de características más frecuentes: ser diferente (ya sea por origen, cultura, orientación sexual, aspecto físico, gustos y aficiones, comportamiento, etc.), tener baja autoestima, inseguridad y habilidades sociales poco desarrolladas (pues dificulta la relación con los demás, la respuesta a conflictos, la defensa de sus derechos) y contar con un reducido círculo de amigos (menor red de apoyo y protección).


La prevención siempre comienza fomentando una comunicación sana con los menores y haciéndoles partícipes de los riesgos a los que se enfrentan al administrar su información personal en Internet. Para ello, es fundamental aprender a diferenciar qué tipo de contenidos pueden ser públicos y cuáles deberíamos mantener en privado.

“Pensar antes de publicar” siempre es una buena pauta. Antes de compartir contenido deben reflexionar sobre qué pensará quien lo vea, cómo lo podrá utilizar y qué posibles consecuencias podría tener, tanto en el presente como en el futuro. Fomentando un uso más cuidado y menos impulsivo de su información personal también trabajamos la responsabilidad y la actitud crítica de los menores.

Fomentar este pensamiento crítico no sólo incluye pensar en la propia privacidad, sino también en la de los demás. A la hora de compartir información sobre otras personas, es necesario pedir permiso y guardar su intimidad.

Además, existen multitud de medidas tecnológicas que nos ayudarán a proteger la información que publicamos:


Opciones de privacidad. Configurarlas adecuadamente es imprescindible en cada aplicación o servicio que utilicen los menores. A menudo puede resultarles complejo, por lo que podemos apoyarnos en los centros de ayuda de cada servicio y en los recursos que están a nuestra disposición, como la Guía de Privacidad y Seguridad en Internet de la OSI y la AGPD.


Opciones de seguridad. Hoy en día cualquier servicio (redes sociales, servicios online, etc.) o dispositivo (ordenadores, tablets y teléfonos móviles), contiene mucha información privada que debe protegerse. El uso correcto de contraseñas robustas, bloqueo de pantalla, preguntas de seguridad y otras opciones de acceso es esencial para limitar el acceso.


Control de contactos y amistades. Es habitual que añadamos en nuestras redes sociales a personas que realmente no conocemos, con lo que nuestra información acaba en manos de personas totalmente extrañas. Es importante promover una lista de contactos segura, para que podamos controlar con quién compartimos la información.


Sincronización. Muchas aplicaciones conectan nuestra cuenta de usuario con otras aplicaciones (como por ejemplo, para tuitear automáticamente las fotos de Instagram). Debemos revisar los permisos de privacidad de cada aplicación, para evitar publicar información no deseada.


Uso de equipos públicos. Es recomendable evitar su uso si se va a gestionar información sensible o privada. No obstante, de hacerlo, se recomienda utilizar la opción de navegación privada del navegador, no guardar las contraseñas y cerrar sesión de los servicios al finalizar para evitar que cualquiera que utilice el equipo a continuación pueda acceder a nuestro correo electrónico, redes sociales, banca online, etc.


Selección de aplicaciones y redes sociales. Es importante leer las condiciones y permisos de cada servicio para saber si son adecuadas o suponen una amenaza para la privacidad. Esta situación también aparece al utilizar aplicaciones de terceros dentro de otros servicios, como juegos en redes sociales.

Piensa y reflexiona




1. Te enteras de que algún compañero puede estar haciendo cosas que te resultan ofensivas o desagradables utilizando para ello algún dispositivo tecnológico. Por ejemplo, alguien ha grabado y colgado imágenes tuyas sin tu consentimiento en una red social o en una página web de vídeos; observas que han retocado ofensivamente una foto tuya o que está etiquetada de manera insultante; se te insulta o veja a través del WhatsApp o en algún blog, foro o chat; han suplantado tu identidad en la red social o mensajería instantánea y te utilizan para mandar mensajes a otras personas…

2. Analiza y valora lo sucedido, y piensa cómo te afecta en lo personal y social. A veces, se trata de bromas que no siguen en el tiempo o que consideras, incluso, que no son importantes. Si consideras que, por el momento, no sabes muy bien qué pasa y quieres enterarte bien antes de decidir qué hacer, reúne información.

3. Aunque no dispongas de muchos datos, si lo que vives te sorprende y te sientes ofendido y sin posibilidad de respuesta, cuéntalo inmediatamente a tus padres y/o profesores. Puede ocurrir que algún compañero te cuente lo que está pasando o que tú mismo lo hayas detectado pero que no dispongas de posibilidades de saber quién ha provocado la situación; puede que sepas quién te ha ofendido, pero no te atreves a decirle nada. En otras ocasiones te enteras tarde, cuando ya lleva tiempo diciéndose algo insultante de ti o utilizándose alguna imagen tuya sin consentimiento y de modo inadecuado, y no sabes cómo proceder… Si te sientes inseguro y dolido, informa de lo que conoces aunque no tengas demasiada información.

4. Reúne información (no te deshagas de ella) sobre lo que consideras que, en principio, puede ser algo ofensivo hacia ti y cómo, y mediante el uso de qué medios tecnológicos ha sido. Reflexiona sobre cómo te sientes. Puedes hablar con algún compañero con el que tengas confianza. Pregúntate:


a. ¿Qué ha pasado?
b. ¿Cómo ha ocurrido?: procedimiento utilizado y difusión. ¿Cuándo ha ocurrido?: el comienzo.
c. ¿Durante cuánto tiempo lleva produciéndose la situación?
d. ¿Quién o quiénes han desarrollado la acción y quiénes la conocen? ¿Es o son conocidos los autores?
e. ¿Existe alguna situación previa que creas ha podido originar la situación?
f. ¿Qué crees que pretenden los autores con sus acciones?


5. Escribe en un cuaderno todas aquellas cosas que has ido averiguando.

6. Escribe también cómo querrías que se solucionase o terminase la situación.

7. Si una vez analizada la situación sigues teniendo dudas y no tienes quién te pueda ayudar a desvelarlas, o si consideras que lo que está ocurriendo es grave y no puedes ni asumirlo ni controlarlo, habla inmediatamente con tus padres.

8. Si crees que, por la escasa gravedad de la situación, por sus características, o incluso, por quién puede estar ofendiéndote (procura consultar con alguien de tu confianza) puedes afrontar los hechos y actuar para que se detengan inmediatamente, valora la posibilidad de hablar o tomar contacto con el compañero o compañeros causantes de la situación que te está afectando.

9. En el caso de que la respuesta a tu intervención haya sido positiva y notes que se has sido entendido y se comprende tu queja, asegúrate de que los hechos que te han afectado dejan realmente de producirse y de que no quedan rastros significativos de ellos.
Exige que esto sea siempre así. Puedes buscar la ayuda de algún compañero en este proceso. Si es posible esta opción y la has llevado a cabo, escribe en tu cuaderno qué ha pasado y cómo te ha respondido.

10. Si esta intervención no ha tenido éxito o tienes serias dudas sobre lo que puede pasar a partir de ese momento, pon en conocimiento de tus padres y/o profesores la situación en cuanto puedas.

¿Cómo prevenir el ciberacoso?



Confía en la web pero no seas ingenuo/a. Permanece alerta, no todo lo que se dice en Internet es cierto. Se criticó y no te dejes engañar, pregúntate « ¿Quién publicó esto? ¿Por qué?». Contrasta la información en otras fuentes. Esos consejos te ayudaran a seleccionar la información fiable y evitar engaños. Ante la duda también puedes preguntar a tus padres y profesores.

Accede a contenidos aptos para tu edad. No se aprende todo de golpe, aprender tiene etapas e Internet también. Del mismo modo que en la escuela no te dan las asignaturas que enseñan a los más mayores, porque no las entenderías y te sentirías confuso, en Internet existen páginas con contenidos que no comprendes o que te pueden hacer sentir mal (violencia, odio, etc.). Apóyate en padres, profesores y amigos para buscar páginas que encajen con tus intereses y que estén adaptadas a tu edad.

Déjate ayudar si tienes un problema. Si sucede algo que te resulta sospechoso, te provoca rechazo o te hace sentir mal, cuéntaselo a un adulto en el que confíes. Aunque en un primer momento puede que pienses que se enfadaran contigo, lo que realmente les interesa es ayudarte. Si ven que actúas de manera responsable contándoles la situación, crecerá su confianza en ti.

Define unas reglas de uso de Internet. Cuando se abusa de Internet deja de ser algo útil y divertido para convertirse en un problema. Es normal que tus padres se preocupen por el tiempo que pasas jugando en línea, porque no pares de mirar el teléfono mientras estudias, o porque no lo apagues al acostarte. Llega a un acuerdo con tus padres sobre las reglas en el uso de Internet, así todos tendréis claro que cosas son positivas y cuales negativas.

Sé precavido/a al charlar con desconocidos. Debes tener precaución con la gente que conozcas en Internet. La gente no siempre es quien dice ser, cualquiera puede hacerse pasar por un «amigo de un amigo». Debes ser consciente de que los depredadores sexuales utilizan la información publicada por los propios menores para engañarles y ganarse su confianza. Si deseas quedar con alguien, coméntaselo antes a tus padres.



¿Cómo actuar en el caso de que seamos víctima de ciberacoso?

1. Mantén la información sensible en privado. Cuanta más información sensible difundas sobre ti -especialmente las imágenes comprometidas- más vulnerable serás. Recuerda que no se tiene control sobre lo que se pública a través de Internet y que alguien podría utilizarlo en el futuro para perjudicarte.

2. Cómo actuar ante un episodio de ciberacoso escolar. Por lo general se recomienda no responder a la provocación para romper la dinámica del acoso; los agresores simplemente tratan de llamar la atención para ganar status. Si ignorar al acosador no funciona puedes probar a comunicar la situación al agresor y decirle que pare: pero para ello es necesario que te sientas preparado para transmitir el mensaje de forma respetuosa y firme, no de manera enojada o agresiva.

3. Habla sobre ello. Al principio puede que pienses que puedes arreglártelas tu solo o que decírselo a alguien no solucionara nada, pero hablar sobre el problema te resultará de gran ayuda. No esperes a sentirte realmente mal, busca alguien en quien confíes y si este no parece entenderte prueba con otro.

4. Cuándo solicitar ayuda. Cuando consideres que un comportamiento ha superado el límite -te sientes amenazado física o emocionalmente- es hora de buscar la ayuda de adultos.

5. Anímate a hacer nuevos amigos. Los acosadores no suelen dirigir sus ataques hacía los que perciben que están bien apoyados socialmente. Si tienes amigos que te muestran su apoyo, es probable que la intimidación cese.

6. Bloquea al acosador y denuncia los contenidos abusivos. La mayoría de servicios en la red (redes sociales, mensajería instantánea, foros, etc.) permiten bloquear a los usuarios que se comportan de forma inapropiada (insultan, amenazan). De igual modo se pueden denunciar contenidos que resulten ofensivos.

7. Guarda las evidencias. Es recomendable guardar los mensajes, capturas de pantalla y otras evidencias del acoso por si son necesarios en un futuro para denunciarlo ante tus padres, colegio o policía.


¿Cómo actuar si eres espectador de un caso de ciberacoso?




1. Muestra tu rechazo. Algunas personas realizan ciberacoso escolar porque creen que la gente aprueba lo que están haciendo o porque piensan que les resulta gracioso. Criticar lo que está pasando, decir que no es divertido y que se trata de un abuso, puede ser suficiente para que el acosador pierda la motivación y deje de hacerlo.

2. Alguien tiene que ser el primero. Si das un paso al frente es probable que veas que no estás solo. A la mayoría de la gente joven le desagrada el ciberbullying, solo están esperando a que alguien tome la iniciativa para apoyarle.

3. Tienes más poder del que crees. Los jóvenes tenéis más probabilidades de convencer a los demás jóvenes para que detengan el acoso que los propios maestros o adultos. La opinión de los compañeros de clase cuenta mucho.

4. Denuncia los contenidos abusivos. La mayoría de servicios en la red (redes sociales, mensajería instantánea, etc.) permiten denunciar contenidos (fotografías, comentarios, incluso perfiles) que resulten ofensivos. Denuncia para construir una red más respetuosa.

5. Rompe la cadena. Si te envían comentarios o imágenes humillantes sobre otra persona es el momento de ponerle freno. Si te sientes cómodo haciéndolo, responde diciendo que no te parece bien, que no quieres fomentarlo, y que animas a otras personas a hacer lo mismo.

6. Ofrece tu ayuda. Si eres amigo de la persona afectada pregúntale por lo que está pasando y muéstrale tu apoyo. Hazle saber que no apruebas lo que le están haciendo y que no se lo merece. Aunque no seas su amigo también puedes hacerlo, seguro que te lo agradecerá. Si ves que la cosa se complica y va a más, busca la ayuda de un profesor.



Pedir ayuda no es de cobardes. Todo lo contrario.

¡La familia y los amigos siempre estarán con nosotros!





Fuentes de estos contenidos:

Internet Segura For Kids, https://www.is4k.es/sites/default/files/contenidos/materiales/ciberacoso_ud.pdf

Esta publicación pertenece a INCIBE (Instituto Nacional de Ciberseguridad) y está bajo una licencia Reconocimiento-No Comercial-Compartir Igual 4.0 Internacional de Creative Commons.

Red.es (perteneciente al Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital) : www.red.es

El material contenido en esta página web está bajo una licencia Reconocimiento-No comercial 4.0 España de Creative Commons.

Ficheiros adxuntos

GUÍA DE PRIVACIDAD Y SEGURIDAD EN INTERNET (OSI)