Temas e tópicos literarios (só lírica castelá)

TEMAS Y TÓPICOS EN LA POESÍA ESPAÑOLA

 

POESÍA AMOROSA

El amor es uno de los grandes temas de la poesía lírica, preferido por los autores de diversas épocas y movimientos desde la Edad Media hasta nuestros días. El tema del amor se ha tratado desde diversas perspectivas:

  • En las jarchas y cantigas de amigo medievales una voz femenina reclama la presencia del “amigo”.
  • En el siglo XV destacan los Cancioneros castellanos en cuyas composiciones se desarrolla el amor cortés, que presenta a la amada como un ser superior al que el enamorado rinde culto imitando la relación de vasallaje con el señor feudal.
  • En el Renacimiento aparece un amor idealizado influido por el neoplatonismo del poeta italiano Francesco de Petrarca: el hombre se eleva de lo material a lo inmaterial, superando la sensualidad (que es material). A través de la contemplación de la belleza femenina el poeta consigue llegar al conocimiento de la Belleza Absoluta. Pero el amor es también fuente de frustración y dolor: el poeta se da cuenta de que  se trata de un amor imposible o perecedero. Es frecuente que aparezca junto con los tópicos del carpe diem, collige, virgo, rosas, locus amoenus y ligado a referencias mitológicas.
  • Durante el Barroco, el tema amoroso continúa desarrollándose a través de la mitología y los tópicos renacentistas.  Sin embargo, es tratado por los autores desde el punto de vista más superficial hasta asociado con la poesía moral, pues se presenta como un sentimiento capaz de pervivir después de la muerte.
Actividad desplegable

Tras leer el texto anterior, relaciona cada una de las poesías amorosas con la característica que se te ofrece en el cuadro desplegable. Señala, además, el autor:

¡Tanto amare, tanto amare,

habib, tanto amare!

Enfermaron olios nidios

e dolen tan male1.

 

 

 

 

 

1"Tanto amar, tanto amar/ amigo

tanto amar!/ Enfermaron mis ojos

brillantes/ y duelen tanto"

Cerrar podrá mis ojos la postrera
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora, a su afán ansioso lisonjera;

Mas no de esotra parte en la ribera
Dejará la memoria, en donde ardía:
Nadar sabe mi llama el agua fría,
Y perder el respeto a ley severa.

Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido,
Venas, que humor a tanto fuego han dado,
Médulas, que han gloriosamente ardido,

Su cuerpo dejará, no su cuidado;
Serán ceniza, mas tendrá sentido;
Polvo serán, mas polvo enamorado.


                           

 Serena Luz, presente, en quien espira 
divino amor, que enciende y junto enfrena
pecho gentil, que en la mortal cadena
al alto olimpo glorioso aspira;

ricos cercos y oro, do se mira
tesoro celestial de eterna vena;
armonía de angélica sirena,
que entre las perlas y el coral respira.

¿Cuál nueva maravilla, cuál ejemplo
de la inmortal grandeza nos descubre
la sombra del hermoso y puro velo?

Que yo en esa belleza que contemplo,
aunque a mi flaca vista ofende y cubre,
la inmensa busco y voy siguiendo al cielo.

Razón que fuerza no quiere

me forzó

a ser vuestro como soy.

Razón me fuerza a serviros

siendo de grado contento;

para mercedes pediros

yo no tengo atrevimiento.               

Vuestro gran merecimiento

me forzó

a ser vuestro como soy. [...]

POESÍA MORAL

Dentro de este tema se incluye una vertiente filosófica y una religiosa, pues en ambos casos se produce una reflexión ante un asunto grave o serio. Este asunto suele ser la muerte, objeto principal de reflexiones morales en la poesía lírica.

En la Edad Media, época de grandes epidemias, el tema de la muerte se hizo muy presente en la literatura. Entonces imperaban los valores cristianos según los cuales Dios es el centro del universo u el mundo un valle de lágrimas y un lugar de paso para el hombre, en el que debe sufrir para ganar la vida eterna. Así la muerte se asocia con tópicos como el menosprecio del mundo, el homo viator o la muerte igualadora.

El cambio de mentalidad del Renacimiento influye en el desarrollo de la poesía moral. En esta época se reelabora el tópico del beatus ille, dentro de la corriente ascética. Además aparece asociada a la poesía religiosa, la corriente mística, en la que el poeta aspira a unirse directamente con Dios.

La poesía moral barroca refleja el desengaño y pesimismo existencial ante la consciencia del poeta de que el tiempo es inexorable (tópico del tempus fugit) y todo lo que el ser humano construye está destinado a desaparecer pues solo cabe esperar la ruina y la muerte. Esta actitud pesismista conduce al poeta a reflexiones morales sobre cómo enfrentarse a la fugacidad de la vida, como podemos ver en el siguiente poema de Quevedo:

Si no temo perder lo que poseo,
ni deseo tener lo que no gozo,
poco de la Fortuna en mí el destrozo
valdrá, cuando me elija actor o reo.

Ya su familia reformó el deseo;
no palidez al susto, o risa al gozo
le debe de mi edad el postrer trozo,
ni anhelar a la Parca su rodeo.

Sólo ya el no querer es lo que quiero;
prendas de la alma son las prendas mías;
cobre el puesto la muerte, y el dinero.

A las promesas miro como a espías;
morir al paso de la edad espero:
pues me trujeron, llévenme los días.

Verdadero o Falso

En el poema moral de Quevedo se desarrollan ideas propias de la filosofía estoicista. Investiga en qué consiste en el enlace y marca VERDADERO / FALSO en las siguientes afirmaciones sobre el soneto:

El poeta se lamenta ante la fugacidad de la vida y la pronta llegada de la muerte.

Verdadeiro Falso

Siguiendo las ideas estoicistas, se invita a una vida sin ambiciones ni pasiones, pues si nada se tiene, nada se teme perder.

Verdadeiro Falso

En el poema se desarrolla el tópico del ubi sunt?

Verdadeiro Falso

El poeta expresa su deseo de alargar su vida un poco más.

Verdadeiro Falso

En el último verso se acepta estoicamente el destino mortal como algo natural.

Verdadeiro Falso

NATURALEZA

La presencia de la naturaleza y sus elementos se atisba ya en las cantigas de amigo medievales. Durante el Siglo de Oro se materializa en el tópico del locus amoenus, un lugar ideal en el que debe haber tres elementos: agua, un prado y sombra de árboles. En este paisaje se producen escenas amorosas entre pastores (bucolismo) o diálogos que expresan un lamento o frustración ante el fracaso amoroso. Sin embargo, en el Renacimiento la naturaleza representa también el lugar donde debe retirarse todo aquel que quiera llevar una vida austera, alejada de las cosas mundanas, como forma de alcanzar la sabiduría (tópico del beatus ille). Esta idealización de la naturaleza se refleja en esta canción de Garcilaso de la Vega en la que describe la isla del Danubio donde estuvo confinado:

Con un manso ruido
de agua corriente y clara
cerca el Danubio una isla que pudiera
ser lugar escogido
para que descansara
quien, como yo estó agora, no estuviera;
do siempre primavera
parece en la verdura
sembrada de las flores;
hacen los ruiseñores
renovar el placer o la tristura
con sus blandas querellas,
que nunca, día ni noche, cesan dellas.

                                                   Garcilaso de la Vega, Canción III

Verdadero o Falso

Marca VERDADERO / FALSO según aparezcan o no los siguientes elementos de la naturaleza en la composición anterior:

Una fuente.

Verdadeiro Falso

Unos pájaros cantando.

Verdadeiro Falso

Unos árboles que dan sombra.

Verdadeiro Falso

Un prado lleno de flores.

Verdadeiro Falso

Un manantial.

Verdadeiro Falso

Un río.

Verdadeiro Falso

POESÍA SÁTICA Y BURLESCA

Este tipo de poesía destacó sobre todo durante el Barroco, de la mano de autores como Góngora o Quevedo en sus letrillas. Se trata de sátira de malas costumbres de la época o burla de tipos sociales con una finalidad crítica. Lee estos dos textos y trata de compararlos:

Ande yo caliente

y ríase la gente.

 Traten otros del gobierno
 del mundo y sus monarquías,
 mientras gobiernan mis días
 mantequillas y pan tierno;
 y las mañanas de invierno
 naranjada y aguardiente,
 y ríase la gente.
 
 Coma en dorada vajilla
 el Príncipe mil cuidados
 como píldoras dorados,
 que yo en mi pobre mesilla
 quiero más una morcilla
 que en el asador reviente,
 y ríase la gente.
 
 Cuando cubra las montañas
 de blanca nieve el enero,
 tenga yo lleno el brasero
 de bellotas y castañas,
 y quien las dulces patrañas
 del Rey que rabió me cuente,
 y ríase la gente. 

                         

                     LUIS DE GÓNGORA

Poderoso caballero es don Dinero

Madre, yo al oro me humillo,
Él es mi amante y mi amado,
Pues de puro enamorado
Anda continuo amarillo.
Que pues doblón o sencillo
Hace todo cuanto quiero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

Nace en las Indias honrado,
Donde el mundo le acompaña;
Viene a morir en España,
Y es en Génova enterrado.
Y pues quien le trae al lado
Es hermoso, aunque sea fiero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

Son sus padres principales,
Y es de nobles descendiente,
Porque en las venas de Oriente
Todas las sangres son Reales.
Y pues es quien hace iguales
Al rico y al pordiosero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

                     FRANCISCO DE QUEVEDO

                              

MITOLOGÍA

En el Siglo de Oro se produjo una sustitución de los motivos medievales de origen cristiano por una visión pagana del mundo. La poesía está plagada de referencias mitológicas de la tradición grecolatina. Un mito puede constituir el motivo principal de una composición poética o bien puede suceder que en una poesía haya una o varias alusiones a mitos clásicos. Para que el lector recoja el sentido general de lo que el autor de un poema ha querido transmitir es necesario que estas referencias culturales sean compartidas por ambos.  Puedes informarte en los siguientes enlaces de algunos de los relatos y personajes mitológicos más recurridos en la poesía del Siglo de Oro:

Completa los huecos

En los siguientes fragmentos de poemas del Siglo de Oro se alude sin mencionarlo a un personaje mitológico. Escribe en cada ejemplo de quién se trata:

Texto 1

Verdes hermanas del audaz mozuelo
por quien orilla el Po dejastes presos
en verdes ramas ya y en troncos gruesos
el delicado pie, el dorado pelo,

pues entre las rüinas de su vuelo
sus cenizas bajar en vez de huesos,
y sus errores largamente impresos
de ardientes llamas vistes en el cielo [...]

(Góngora)

El "audaz mozuelo" al que se refiere el texto es , a quien sus hermanas, las Helíades lloraron desconsoladas y los dioses las transformaron en álamos a orillas del río Po.

 

Texto 2

[...]¿qué me ha de aprovechar ver la pintura
de aquél que con las alas derretidas
cayendo, fama y nombre al mar ha dado,

y la del que su fuego y su locura
llora entre aquellas plantas conocidas
apenas en el agua resfrïado?

(Garcilaso, Soneto XII)

En el primer terceto "aquel con las alas derretidas" es , mientras que en el segundo terceto el que "llora entre aquellas plantas conocidas" (sus hermanas) es .

 

Texto 3

Crece el insano ardor, crece el engaño

del que en las aguas vio su imagen bella;

y él, sola causa en su mortal querella,

busca el remedio y acrecienta el daño.

(Juan de Arguijo)

El "que en aguas vio su imagen bella" es .

  

TÓPICOS LITERARIOS

Un tópico literario es un motivo o lugar común repetido en las grandes obras clásicas y consolidado a los largo de la historia de la literatura. El conocimiento de estos tópicos es fundamental para entender la poesía del Siglo de Oro. Entre los siguientes se encuentran los más recurrentes:

Aurea mediocritas: “Dorada medianía”. (Horacio)

Ideal de vida moderada en que no se prefiere lo mucho ni lo poco, sino tener estrictamente lo necesario, porque las pasiones y ambiciones solo acarrean preocupaciones e infelicidad.

Beatus ille: “Dichoso/feliz aquel”.

Elogio de la vida sencilla y retirada, en contacto con la naturaleza, frente al ajetreo urbano y cortesano, que es considerado perjudicial. Guarda relación con el tópico castellano “menosprecio de corte y la alabanza de aldea”.

Carpe diem: “Goza del día de hoy”.

Tópico horaciano que invita a aprovechar la juventud, antes de que se marchite su belleza debido al paso rápido del tiempo. Se asocia al tópico del tempus fugit y es una variante del tópico latino collige, virgo, rosas.

Collige, virgo, rosas :“Coge, niña, las rosas”

Del poeta latino Ausonio, relacionado con  el carpe diem, en este caso se aplica particularmente a una joven, a la que se invita a gozar del amor (simbolizado en la rosa) antes de que el tiempo le robe los mejores años.

Contemptus mundi: “Desprecio del mundo”.

Menosprecio del mundo y de la vida terrenal que no son otra cosa que un valle de lágrimas y de dolor.

Homo viator: “El hombre es viajero”.

Carácter itinerante del vivir humano, considerada la existencia como "camino", viaje o peregrinación que va transformando al ser humano en otra persona más sabia  conforme atraviesa diversas experiencias y desengaños.

La muerte igualadora.

En la Edad Media se entendía que la muerte actuaba como la gran niveladora de las diferencias sociales pues se comporta por igual con todos los seres humanos.

Locus amoenus: “Lugar agradable, ameno”.

Paisaje idílico, descrito bucólicamente a través de sus diversos componentes (verdes pradera, árboles que brindan sombra, fuentes cristalinas, flores, pájaros que cantan…) que aparece como marco ideal de las escenas amorosas o como lugar para recobrar la serenidad ante un amor no correspondido.

Tempus fugit: “El tiempo huye”.

Indicación de que el tiempo pasa de forma inexorable y de la fugacidad de las cosas pues el presente es una presente descomposición que conduce al ser humano a la muerte.

Ubi sunt?: “¿Dónde están?”. 

Interrogación retórica acerca del destino o paradero de grandes hombres que han muerto y lamento por el olvido de sus hazañas.

Actividad desplegable

Aunque son los autores del Siglo de Oro quienes se ocuparon de desarrollar de forma fiel los tópicos clásicos, estos perduraron en la poesía hasta nuestros días. Identifica los tópicos en los siguientes textos de poetas del siglo XX, observa su particular visión en cada caso:

(Hay tópicos en el cuadro desplegable que no se corresponden con ningún poema)

Texto 1:

Niña, arranca las rosas, no esperes a mañana.
Córtalas a destajo, desaforadamente,
sin pararte a pensar si son malas o buenas.
Que no quede ni una. Púlele los rosales
que encuentres a tu paso y deja las espinas
para tus compañeras de colegio. Disfruta
de la luz y del oro mientras puedas y rinde
tu belleza a ese dios rechoncho y melancólico
que va por los jardines instilando veneno.
Goza labios y lengua, machácate de gusto
con quien se deje y no permitas que el otoño
te pille con la piel reseca y sin un hombre
(por lo menos) comiéndote las hechuras del alma.
Y que la negra muerte te quite lo bailado.

(Luis Alberto de Cuenca,  Por fuertes y fronteras)

 

Texto 2:

Verdor nuevo los espinos
tienen ya por la colina,
toda de púrpura y nieve
en el aire estremecida.

Cuántos cielos florecidos
les has visto; aunque a la cita
ellos serán siempre fieles,
tú no lo serás un día.

Antes que la sombra caiga,
aprende cómo es la dicha
ante los espinos blancos
y rojos en flor. Vé. Mira.

(Luis Cernuda)

 

Texto 3:

¿Qué hace ahora pendulero,
tan vacío y contrahecho,
sin color,
aquel órgano certero
que se puso tan derecho
en el amor?
¿Qué se hizo Marilyn?
Aquellos Beatles de antaño,
¿qué se hicieron?
¿Qué fue de tanto sinfín
de galanes que en un año
nos vendieron?


(Luis García Montero, Coplas a la muerte de un colega)

 

Texto 4:

Miro hacia atrás, hacia los años, lejos,
Y se me ahonda tanta perspectiva
Que del confín apenas sigue viva
La vaga imagen sobre mis espejos.

Aun vuelan, sin embargo, los vencejos
En torno de unas torres, y allá arriba
Persiste mi niñez contemplativa.
Ya son buen vino mis viñedos viejos.

Fortuna adversa o próspera no auguro.
Por ahora me ahínco en mi presente,
Y aunque sé lo que sé, mi afán no taso.

Ante los ojos, mientras, el futuro
Se me adelgaza delicadamente,
Más difícil, más frágil, más escaso.

(Jorge Guillén)

 

Texto 5:

 

¡Verdes jardinillos,
claras plazoletas,
fuente verdinosa
donde el agua sueña,
donde el agua muda
resbala en la piedra!...

Las hojas de un verde
mustio, casi negras
de la acacia, el viento
de septiembre besa,
y se lleva algunas
amarillas, secas,
jugando, entre el polvo
blanco de la tierra.

Linda doncellita 
que el cántaro llenas
de agua transparente,
tú, al verme, no llevas
a los negros bucles
de tu cabellera,
distraídamente,
la mano morena,
ni, luego, en el limpio
cristal te contemplas...

Tú miras al aire
de la tarde bella,
mientras de agua clara
el cántaro llenas.

(Antonio Machado)