Principais subxéneros líricos (só lírica castelá)
PRINCIPALES SUBGÉNEROS LÍRICOS
CANCIÓN
Composición destinada a ser cantada en la que se expresa una queja amorosa. A lo largo de la Edad media aparecen en la Península Ibérica distintas manifestaciones del subgénero. Pertenecen a la lírica tradicional las cantigas de amigo gallego-portuguesas, las jarchas mozárabes o los villancicos. A finales de la Edad media (siglo XV), influida por la lírica provenzal trovadoresca, surge una poesía cortesana recogida en distintos Cancioneros (Cancionero de Baena o Cancionero de Estúñiga). El tema principal de esta poesía cancioneril es el amor cortés.
ELEGÍA
Poema que expresa un lamento o sentimiento de dolor ante cualquier desgracia individual o colectiva, normalmente provocada por la muerte de un ser querido. Coplas a la muerte de su padre, Jorge Manrique; Elegía a Ramón Sijé, Miguel Hernández. Es frecuente elegir con forma métrica los tercetos encadenados.
ÉGLOGA
Composición en la que dos o más pastores idealizados dialogan sobre sus sentimientos amorosos en medio de una naturaleza idílica. Famosas son las Égloga I, Égloga II y Égloga III de Garcilaso de la Vega, sin embargo, el subgénero es redefinido por poetas actuales: Égloga de los dos rascacielos, de Luis García Montero.
ODA
Poema de tono elevado y cierta extensión adecuado para una reflexión moral o filosófica o para la exaltación de sentimientos, personas y elementos de la naturaleza. Oda a la vida retirada, Fray Luis de León; Oda a la alcachofa, Pablo Neruda.
MADRIGAL
Poema lírico breve de origen italiano que se introduce en la lírica española en el siglo XVI. Su estructura estrófica es la de una silva (endecasílabos y heptasílabos con rima consonante) y su tema es amoroso, en forma de declaración o elogio dirigido a una dama. Se convirtió en modelo del subgénero el madrigal de Gutierre de Cetina “Ojos claros, serenos”. La composición es utilizada por los poetas del siglo XX desvinculándola del tema amoroso: Madrigal al billete de tranvía, Rafael Alberti.
El madrigal se considera un subgénero menor, junto con el soneto, el romance o la anacreóntica.
Identifica a qué subgénero pertenecen los siguientes textos:
Texto 1:
No te tardes que me muero,
carcelero,
no te tardes que me muero.
Apresura tu venida
porque no pierda la vida,
que la fe no está perdida,
carcelero,
no te tardes que me muero.
Bien sabes que la tardança
trae gran desconfiança;
ven y cumple mi esperança,
carcelero,
no te tardes que me muero.
Sácame desta cadena,
que recibo muy gran pena,
pues tu tardar me condena.
Carcelero,
no te tardes que me muero.
La primer vez que me viste
sin te vencer me venciste;
suéltame, pues me prendiste.
Carcelero,
no te tardes que me muero.
(Juan del Encina)
Texto 2:
[...]
Un ataúd con ruedas es la cama
a las cinco de la tarde.
Huesos y flautas suenan en su oído
a las cinco de la tarde.
El toro ya mugía por su frente
a las cinco de la tarde.
El cuarto se irisaba de agonía
a las cinco de la tarde.
A lo lejos ya viene la gangrena
a las cinco de la tarde.
Trompa de lirio por las verdes ingles
a las cinco de la tarde.
Las heridas quemaban como soles
a las cinco de la tarde,
y el gentío rompía las ventanas
a las cinco de la tarde.
A las cinco de la tarde.
¡Ay, qué terribles cinco de la tarde!
¡Eran las cinco en todos los relojes!
¡Eran las cinco en sombra de la tarde!
(Federico García Lorca)
Texto 3:
En el mar
tormentoso
de Chile
vive el rosado congrio,
gigante anguila
de nevada carne.
Y en las ollas
chilenas,
en la costa,
nació el caldillo
grávido y suculento,
provechoso.
Lleven a la cocina
el congrio desollado,
su piel manchada cede
como un guante
y al descubierto queda
entonces
el racimo del mar,
el congrio tierno
reluce
ya desnudo,
preparado
para nuestro apetito.[...]
(Pablo Neruda)
Texto 4:
Texto 5:
Saliendo de las ondas encendido,
rayaba de los montes el altura
el sol , cuando Salicío , recostado
al pie d’una alta haya, en la verdura
por donde una agua clara con sonido
atravesaba el fresco y verde prado,
él , con canto acordado
al rumor que sonaba
del agua que pasaba ,
se quejaba tan dulce y blandamente
como si no estuviera de allí ausente
la que de su dolor culpa tenía,
y así como presente,
razonando con ella, le decía:[...]
(Garcilaso de la Vega)