3.9 El sí de las niñas

DOÑA IRENE.-Don Diego es un señor muy mirado, muy puntual. ¡Tan buen cristiano! ¡Tan atento! ¡Tan bien hablado! ¡Y con qué garbo y generosidad se porta! […]. ¡Y qué casa tiene! Es mucho aquello. ¡Qué ropa blanca! ¡Qué batería de cocina! ¡Y qué despensa, llena de cuanto Dios crió…! Pero tú no parece que atiendes a lo que estoy diciendo.

DOÑA FRANCISCA.-Sí, señora, bien lo oigo; pero no la quería interrumpir a usted.

DOÑA IRENE.-Allí estarás, hija mía, como el pez en el agua. Pajaritas del aire que apetecieras las tendrías, porque, como él te quiere tanto, y es un caballero tan de bien y tan temeroso de Dios… Pero, mira, Francisquita, que me cansa de veras el que siempre que te hablo de esto hayas dado en la flor1 de no responderme palabra… ¡Pues no es cosa particular, señor!

DOÑA FRANCISCA.-Mamá, no se enfade usted.

DOÑA IRENE.-No es buen empeño de… Y ¿te parece a ti que no sé yo muy bien de dónde viene eso? ¿No ves que conozco las locuras que se te han metido en esa cabeza de chorlito? ¡Perdóneme Dios!

DOÑA FRANCISCA.-Pero… Pues ¿qué sabe usted?

DOÑA IRENE.-Me quieres engañar, ¿eh? ¡Ay, hija mía! He vivido mucho, y tengo yo mucha trastienda y mucha penetración para que tú me engañes.

DOÑA FRANCISCA.- (Aparte, creyendo que su madre conoce sus relaciones con don Carlos.) ¡Perdida soy!

DOÑA IRENE.-Sin contar con su madre… Como si tal madre no tuviera… Yo te aseguro que, aunque no hubiera sido con esta ocasión, de todos modos era ya necesario sacarte del convento […]. ¡Mire usted qué juicio de niña este! Que porque ha vivido un poco de tiempo entre monjas, ya se le puso en la cabeza el ser monja también… Ni qué entiende ella de eso, ni qué… En todos los estados se sirve a Dios, Franquita: pero el complacer a una madre, asistirla, acompañarla y ser el consuelo de sus trabajos, esa es la primera obligación de una hija obediente… Y sépalo, si no lo sabe.

DOÑA FRANCISCA.-Es verdad, mamá… Pero yo nunca he pensado abandonarla a usted.

DOÑA IRENE.-Sí, que no sé yo…

DOÑA FRANCISCA.-No, señora. Créame usted. La Paquita nunca se apartará de su madre ni le dará disgustos […].

DOÑA IRENE.-Pues hija, ya sabes lo que te he dicho. Ya ves lo que pierdes, y la pesadumbre que me darás si no te portas en un todo como corresponde… Cuidado con ello.

DOÑA FRANCISCA.- (Aparte) ¡Pobre de mí!

Pérez Férnadez de Moratín, Leandro, El sí de las niñas, Alfaguara, Madrid, 2006

1. Dar en la flor de, adquirir la costumbre de

Actividade proposta

Actividades propuestas

S30.  Lea los textos 3.7, 3.8 y 3.9 y diga en pocas palabras cuál es el tema principal de cada texto y resuma su contenido.

S31.  Indique el género literario al que pertenecen los textos citados y justifíquelo.

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