La historia de la ciencia es el relato de cómo las personas intentaron entender el mundo a través de la observación y el razonamiento. Esta historia comienza hace miles de años, cuando civilizaciones como los egipcios y los antiguos griegos estudiaban los astros (el Sol, la Luna y las estrellas), la medicina y las matemáticas. Estas civilizaciones hicieron preguntas fundamentales, como por qué cambian las estaciones o cómo curar enfermedades, desarrollando los primeros pasos hacia la ciencia.

Durante el Renacimiento (siglos XV-XVI), hubo un cambio profundo en la forma de investigar el mundo. Científicos como Galileo Galilei y Nicolás Copérnico comenzaron a observar el cielo con instrumentos nuevos, como los telescopios, proponiendo ideas revolucionarias. Por ejemplo, Copérnico demostró que la Tierra gira alrededor del Sol, desafiando la creencia de la época de que nuestro planeta era el centro del universo. Este período sentó las bases para lo que se conoció como la Revolución Científica en el siglo XVII.

En la Revolución Científica, científicos como Isaac Newton establecieron leyes fundamentales de la física, como las leyes del movimiento y la gravedad, que aún se utilizan hoy en día. También se realizaron avances en biología, como los estudios de anatomía que ayudaron a comprender mejor el cuerpo humano y a mejorar la medicina.

A partir de los siglos XIX y XX, los descubrimientos científicos se aceleraron gracias a la electricidad, la química y la genética. Científicos como Marie Curie, pionera en el estudio de la radiactividad, demostraron que la ciencia podía cambiar el mundo. Por otra parte, los avances en genética, iniciados por Gregor Mendel, abrieron caminos para entender cómo se transmiten los caracteres hereditarios.

En el siglo XX, la tecnología transformó la ciencia: inventos como los ordenadores, los microscopios electrónicos y los cohetes espaciales permitieron explorar el universo y profundizar en el conocimiento de la vida en nuestro planeta. Hoy, la ciencia sigue buscando respuestas a grandes preguntas, como el origen del universo, la vida en otros planetas o cómo frenar el cambio climático.

Históricamente, la presencia de las mujeres en la ciencia fue muy limitada. Durante siglos, su participación estuvo marcada por la discriminación, y muchas veces solo podían trabajar como ayudantes de científicos masculinos. Por ejemplo, Rosalind Franklin hizo descubrimientos clave en la estructura del ADN, pero su trabajo no fue reconocido en su momento. Hoy, las cosas están cambiando, con más mujeres liderando proyectos científicos en todo el mundo. Aun así, queda camino por recorrer para lograr una igualdad plena.