Saltar la navegación

CIENCIA Y TECNOLOGÍA

¡Edison, Edison!... Veintiuno de octubre;                                               

año setenta y nueve de este siglo, cien años de tu invento. 

Olvido fue tu nombre en ese día, tu noticia aplastada.   

Las imprentas que alumbras                          

echaron su betún sobre tu nombre.                               

                                                                                                                        

Me engalané esa noche en tu memoria

y solo mi aliento, como el tuyo, fue de dulces y fruta.      

Coloqué en el atril el libro de tu vida con tu imagen.

Ramas de colio y de jazmín te puse.

Encendí lamparillas, encendí el gas doméstico,

encendí siete velas y diecisiete luces -tuyas- de mi casa.

Hasta las doce en punto te alumbraron.

Edison: Una sola mujer, en todo el mundo,

rezó tu nombre y te dio su verso.

   (SAGRARIO TORRES, Regreso al corazón)

 

 

La química lo afirma; pero se engaña. No existe la saturación.

   (MARÍA CEGARRA,  Cristales míos)

  

 

Hidrocarburos que dais la vida: Sabed, que se puede morir

aunque sigáis

reaccionando; porque no tenéis risa, ni aliento, ni mirada, ni

voz. Solo cadenas.

   (MARÍA CEGARRA,  Cristales míos)

 

 

Quiero con 32 megas de memoria

y ni mi inteligencia artificial,

ni mis circuitos integrados

pudieron con tu sistema operativo

y saliéndome del esquema

te mandé a la mierda.

 (MARÍA ELOY-GARCÍA, Diseños experimentales)

https://commons.wikimedia.org/w/index.php?title=File:Gluehlampe_01_KMJ.jpg&oldid=131267684 (CC BY-SA)

 

 

Galileo/Newton

y aquel año 1642

que propició el salto

de un giro diverso

y fue el sol

y fueron movimiento y velocidad

que se diferenciaron

quedó la flecha inquieta

perplejos los cuerpos en su caída

en cada punto distinta

y dividida al infinito

hasta que la luz

arrebató

todas

las medidas

  (CLARA JANÉS,  Orbes del sueño)

 

 

La siniestra oficina

se humanizaba por las noches

se oía un leve teclado.

Las máquinas se escribían

  -unas a otras-

cartas de amor.

 (GLORIA FUERTES, Historia  de Gloria