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Por consenso

Fotografía en Pixabay de Commonswikimedia baixo CC BY SA 2.0

Diseñar una acción cultural, a partir de una experiencia participativa, implica que, entre todas y todos, debemos sumar fuerzas y buscar alianzas para construir el consenso.

Para la organización de esta jornada cultural, no vamos a tomar grandes decisiones.

No tenemos que decidir sobre presupuesto ni sobre cuáles van a ser nuestros patrocinadores. Tampoco vamos a contratar a nadie con un caché elevado. 

Captar fondos o cualquier tipo de financiamiento no nos va a exigir ningún esfuerzo porque somos nosotros y nosotras, los diseñadores, los comunicadores y los productores de contenido. 

Dado que la jornada apenas durará dos horas y que se va a celebrar en nuestro centro de estudios, tampoco habrá que cuadrar agendas ni alquilar un espacio con su correspondiente equipo técnico y lumínico.   

Tenemos la suerte, además, que no habrá que negociar contratas de seguridad, mantenimiento o limpieza ni buscar alojamiento a nuestros conferenciantes.  

En definitiva, comenzamos por una acción cultural pequeña que nos permitirá ir interiorizando, poco a poco, las herramientas de comunicación y de decisión colectivas.

Eso sí, antes, tendremos que resolver ciertas dudas y prejuicios que nos hayan ido surgiendo a lo largo de este módulo sobre " Cultura participativa":

EFICIENCIA Y CALIDAD DE LA PARTICIPACIÓN  

Aunque en un principio, nos pueda parecer que participar y decidir qrupalmente, nos va a llevar mucho más tiempo y que no obtendremos resultados de calidad, debemos tener muy presente, como así nos lo recuerdan Fernando Cembranos y José Antonio Medina en su libro Grupos inteligentes: Teoría y práctica del trabajo en equipo que "el cerebro colectivo maneja más puntos de vista sobre una situación que un cerebro aislado" y  que " El pensamiento en interacción grupal es la base de las soluciones colectivas que han permitido la supervivencia de la especie".

Esta potencialidad no se manifiesta de forma automática por el hecho de que las personas se reúnan y opinen.

El pensamiento colectivo no es bueno, per se, es mejor, simplemente, si se utiliza de la manera más eficaz y adecuada.

Por ejemplo, no por el hecho de resolver colectivamente ciertas tareas vamos a tener mejor eficiencia y calidad en los resultados. Hay tareas que se resuelven más eficazmente de manera individual o en pequeños grupos.

Como hemos visto en Como nos organizamos y trabajamos en Comunicactuando,  procederemos, de una manera u otra, en nuestras tareas en función de la exigencia de las mismas.    

PARTICIPAR REQUIERE TIEMPO

El proceso de participar lleva tiempo pero revertirá ostensiblemente en los resultados. Además de conseguir acuerdos, obtendremos formación, sensibilización y cohesión del grupo. Por lo tanto, el tiempo se recupera con creces en lo que refiere a la calidad del proceso y de los resultados finales.

PARTICIPAR Y DECIDIR COLECTIVAMENTE IMPLICA LA ASUNCIÓN POR PARTE DE TODO EL GRUPO QUE PARTICIPA DE UN PROTOCOLO DE ACTUACIÓN    

Para transformar  la inteligencia colectiva en realizaciones de interés, resulta de  crucial importancia el diseño de una rutina en la que la figura de moderador o facilitador es uno de los pilares.

Para una toma de decisiones operativa que se convierta realmente en una tarea eficaz de construcción colectiva, el moderador-a debe ser quien:

  1. Proponga las reglas de funcionamiento para trabajar en grupo: qué temas van a ser tratados, cómo se van a tomar las decisiones, cómo se forman los grupos de trabajo, cuándo se da por zanjada una discusión...
  2. Introduce y da sentido a los temas que se van a tratar.
  3. Gestiona la partcipación: da turnos de palabras,  limita el número de palabras o realiza turnos cerrados.
  4. Regula los tiempos: Aunque hemos dicho que partcipar lleva tiempo, lo que  se puede hacer de ningún modo es perder el tiempo gratuitamente, desperdiciar momentos valiosos por desviaciones del tema o la acaparación de turnos de palabra.
  5. Gestiona el acuerdo y hace las síntesis de las propuestas aportadas de manera consensuada.
  6. Desactiva comportamientos agresivos o irrespetuosos. Frena conductas que se salen de la ética del grupo.
  7. Detecta y corrige errores de argumentación, falsas oposiciones y malentendidos. 

EL CONSENSO

El consenso es un proceso de construcción en el que se trata de encontrar una postura en que todas las personas se sientan identificadas. Muchos colectivos humanos toman las decisiones por consenso porque están convencidos que todas las posturas han de ser tenidas en cuenta a priori. En muchos casos, el recurso al consenso significa buscar el mínimo acuerdo entre todas las personas, una música que todo mundo quiere escuchar y en la que todo el mundo se siente representado.