Lectura en voz alta ante un auditorio

Fotografía en Pixabay de Gerdushe baixo CC0 Public Domain

Para comunicar nuestras ideas a un auditorio con relevancia e intensidad, uno de los aspectos que debemos preparar con más interés y precisión es la lectura en voz alta.

Si sabemos leer bien ante un auditorio, con la dicción y la modulación exigida, comunicaremos mejor y conseguiremos la atención y el interés del público asistente a nuestras jornadas.

De esta manera se expresa la autora Monique Zepeda en su libro Apuntes para el taller de lectura en voz alta, en relación con un elemento clave en la lectura en voz alta:

“Dar expresión a la voz para que se viva el sentido del texto. Nuestra voz trasmite una “temperatura” emocional; y toda narración pasa a través de ella. La voz posee un timbre, un volumen y una entonación. El timbre no cambia (cada persona posee el suyo). El volumen se puede modular de acuerdo con el tipo de historia y el ambiente que deseamos recrear. La entonación sí puede modificarse; en ésta última reside el arte de leer. Es en la entonación donde debemos poner en juego todo nuestro esfuerzo para lograr hacer una lectura de calidad. Sin embargo, si se hace una entonación excesiva se puede perder al que escucha (provocándose un alejamiento entre el lector y el público), porque ésta se hace anti-natural, sobre-actuada. Encuentre el tono adecuado para cada texto: no es lo mismo un cuento triste, al que hay que leer con una voz queda y seria, que un chistoso en el que podemos permitirnos jugar con la expresión. Algo importante: no tenga miedo de dejar traslucir su emoción: una voz quebrada en un momento dramático, si es sincera, impacta a los niños y los acerca a usted. Ajuste el ritmo de la lectura a la acción de la historia: durante un momento emocionante, lea despacio para acentuar el suspenso; cuando la acción se desarrolla más de prisa, lea rápidamente) pero cuidando de no perder la claridad de las palabras). Los cambios de ritmo y algunas pausas mantienen el interés del público”