3.2 Las exposiciones orales planificadas (aspectos teóricos)

Las intervenciones orales que los políticos hacen en el parlamento, las que hacen unos conferenciantes en unas jornadas sobre un determinado tema, una profesora en una aula, etc., son todas exposiciones orales planificadas, es decir, están preparadas de antemano para que su eficacia comunicativa sea la mejor posible. Además, se debe procurar que los temas de los que se hable en ellas estén suficientemente contrastados para suscitar una valoración personal positiva y la confianza del auditorio que las escucha.

Los pasos que debemos seguir si queremos desarrollar una exposición oral planificada de esas características pueden variar según el tema al que nos enfrentemos pero, por lo general, son los siguientes:

• Tema: cuando sepamos el tema sobre el que tenemos que hablar en la exposición, debemos procurar informarnos lo más posible sobre él, comprender las cuestiones que abarca y delimitar qué subtemas entran en él y cuales no.

• Búsqueda de fuentes fiables: para lograr la información necesaria, debemos seleccio-nar las fuentes (periódicos, libros, revistas, vídeos...) más fiables y rechazar aquellas que no lo son: ¿Es objetiva la información?¿Es fiable el medio de información en el que aparece?

• Análisis y resumen de la información: en esas fuentes fiables de información que tenemos, debemos hacer lo siguiente: volver a leer la información detenidamente, marcar palabras o conceptos que no entendamos y, por último, resumirla.

• Extraer conclusiones: en este paso debe extraer conclusiones de toda la información relevante que tiene delante; es decir, debe elaborar un texto donde exprese una opinión sobre el tema en cuestión. Ponga atención en la redacción del texto porque ese va a ser el contenido de su exposición oral.

• Guión: como vio en unidades anteriores, en una adecuada comunicación oral no debemos estar mirando continuamente los papeles que tenemos delante o leer directamente lo que decimos, sino que debemos ser capaces de exponer un tema dirigiéndonos hacia nuestro auditorio o público y centrar su atención. Por tanto, debemos tener memorizados los aspectos fundamentales de nuestra exposición oral. Esto no quiere decir que no podamos tener una especie de guión escrito donde estén formuladas las ideas centrales sobre las que gira nuestra intervención; todo lo contrario, es útil que lo tengamos.

En ese guión, que como máximo debe ocupar una cara de un folio, debe poner por escrito, según el orden en el que vaya a hablar de ellas, las principales ideas (sin desarrollar) que va a exponer.

• La exposición. No debe ser muy larga ni tener un excesivo contenido de datos técnicos. Si la hace muy larga, su público perderá interés y dejará de prestarle atención. Recuerde también que el lenguaje oral es inmediato y no perdura en el tiempo como el escrito, por lo que el auditorio debe ir procesando lo que vaya diciendo.

  Utilice, a ser posible, vídeos o material multimedia para reforzar y hacer más amena su exposición. El auditorio se lo agradecerá.