Al igual que el ser humano es capaz de relacionarse con su entorno gracias a sus sentidos, vuestra placa robótica también lo puede hacer, percibiendo todo lo que ocurre cerca de ella. De este modo se relaciona con su entorno, siendo capaz de detectar la temperatura, el nivel de luz, los sonidos, los movimientos… o incluso comunicarse con otras placas robóticas, al igual que las personas se comunican unas con otras.

En función de lo que la placa perciba a través de sus “sentidos” (sensores), decidirá cómo actuar (actuadores). Sin embargo, esta actuación no es libre, sino que serás tú quien le digas cómo debe actuar y, por lo tanto, definir su comportamiento. Una gran responsabilidad, ¿verdad? Es por eso que a partir de ahora seguiréis una estrategia bien definida, paso a paso, para lograr que vuestra placa robótica reciba las instrucciones claras y precisas que permitan resolver vuestros retos iniciales.