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Elementos de la narración

Los elementos de la narración

Los elementos esenciales de un texto narrativo son cinco: narrador, acción, personajes, tiempo y espacio. A continuación, encontrarás toda la información que necesitas sobre cada uno de ellos.

El narrador

El narrador es una entidad ficcional a la que el autor cede la palabra para que cuente la historia. Teniendo esto en cuenta, es esencial diferenciar entre el autor (quien escribe la historia) y el narrador (quien cuenta la historia), ya que el autor decide quién será el narrador y cómo lo hará.

Existen varios tipos de narradores, dependiendo del punto de vista que se adopte para contar la historia.

Dependiendo de si el narrador toma parte en la historia o no

  1. Narrador interno: Suele ser un personaje dentro de la historia, a menudo el protagonista. Este enfoque se conoce como narración en primera persona, ya que el narrador relata los eventos desde su propia perspectiva.
    Hace muchos años tuve un amigo que se llamaba Jim, y desde entonces nunca he vuelto a ver a un norteamericano más triste. Desesperados he visto muchos. Tristes como Jim, ninguno. Una vez se marchó a Perú, en un viaje que debía durar más de seis meses, pero al cabo de poco tiempo volví a verlo.  Roberto Bolaño, Jim.
  2. Narrador externo: Narra los eventos "desde afuera". Este tipo de narración se realiza en tercera persona, y el narrador es un observador que no forma parte de la historia.
    A pocos minutos de ocultarse el sol por detrás de la serranía azulada que flanquea la aldea de N... y cada una de cuyas crestas tiene en la toponimia de aquel mísero lugar un nombre de resonancias a la vez familiares y misteriosas, tres chiquillos, subidos a un montículo rocoso que se yergue en las afueras, acababan de ver marcharse la última rayita incandescente del sol de agosto cuando avistaron, aún lejos, por el abrupto camino que nace a dos leguas y media en la cabeza de partido más cercana, un automóvil negro que les pareció de servicio público y dejaron sus juegos para mirarlo llegar. Carmen Martín Gaite, Retahílas.

Dependiendo del grado de conocimiento sobre los hechos narrados

  1. Narrador omnisciente: Este narrador conoce todos los aspectos y detalles del mundo que describe en su relato, incluyendo los pensamientos de los personajes, sus intenciones, su historia previa y lo que les depara en el futuro. Se utiliza generalmente en tercera persona. Es fundamental para hablar de autor omnisciente la presencia del autor implícito que emite juicios, valoraciones y establece una comunicación con el lector.
    Ocurre una cosa graciosa con las madres y los padres. Aunque su hijo sea el ser más repugnante que uno pueda imaginarse, creen que es maravilloso. Algunos padres van aún más lejos. Su adoración llega a cegarlos y están convencidos de que su vástago tiene cualidades de genio. (...)  Al cumplir los tres años, Matilda ya había aprendido a leer sola, valiéndose de los periódicos y revistas que había en su casa. A los cuatro, leía de corrido y empezó, de forma natural, a desear tener libros. El único libro que había en aquel ilustrado hogar era uno titulado Cocina fácil, que pertenecía a su madre. Una vez que lo hubo leído de cabo a rabo y se aprendió de memoria todas las recetas, decidió que quería algo más interesante. Roal Dahl, Matilda.
  2. Narrador objetivo: Se limita a mostrar las acciones y palabras de los personajes, sin adentrarse en sus pensamientos ni explicar sus motivaciones o razones para actuar de cierta manera. También suele utilizarse en tercera persona y también es "todopoderoso". Simplemente no hay autor implícito.
    El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo. Había soñado que atravesaba un bosque de higuerones donde caía una llovizna tierna, y por un instante fue feliz en el sueño, pero al despertar se sintió por completo salpicado de cagada de pájaros. Gabriel García Márquez, Crónica de una muerte anunciada.
  3. Narrador omnisciente selectivo: en la omnisciencia selectiva siempre habla el narrador, y su voz llega a nosotros en tercera persona, pero la visión es selectiva, es decir: se limita a la óptica de uno de los personajes. Es como si uno de los personajes le prestase su punto de vista al narrador. 
    Andrés se encontraba tan bien, que sentía temores. ¿Podría durar esta vida tranquila? ¿Habría llegado, a fuerza de ensayos, a una existencia no sólo soportable, sino agradable y sensata? Su pesimismo le hacía pensar que la calma no iba a ser duradera. “Algo va a venir el mejor día -pensaba- que va a descomponer este bello equilibrio”. Muchas veces se le figuraba que en su vida había una ventana abierta a un abismo. Asomándose a ella, el vértigo y el horror se apoderaban de su alma. Por cualquier cosa, por cualquier motivo temía que este abismo se abriera de nuevo a sus pies. Pío Baroja, El árbol de la ciencia.

Los personajes

Los personajes son los seres (humanos, animales, fantásticos) que llevan a cabo las acciones y que, en consecuencia, hacen que el argumento progrese. Hay muchas maneras de clasificarlos.

Según su grado de originalidad

Debemos distinguir entre:

  1.  Personaje estereotipo. Se trata de personajes-modelos, repetidos una y otra vez por la tradición literaria. Suelen ser "predecibles" y actuar según un patrón prefijado. Por ejemplo, el héroe valiente y justo en las historias de aventuras, el valiente caballero, el Don Juan seductor o la mujer bruja.
  2.  Personaje tipo. Responden a un conjunto de rasgos psicológicos y morales reconocibles, aunque sin reiteración mecánica y generalmente ciñiéndose a un tipo de literatura concreta en un contexto determinado. Por ejemplo, la femme fatale en la novela negra; la mujer casada insatisfecha del Realismo, etc. 
  3.  Personajes individuales. Son personajes plenamente originales y que, aunque se puedan basar en un estereotipo o tipo concreto, tienen vida plena e individual. Por ejemplo, Don Quijote, el Gran Gatsby o Bernarda Alba.

Según su grado de complejidad

Dependiendo de este factor, se suele distinguir entre:

  1. Personajes planos: son aquellos personajes estables y estereotipados en torno a una característica y mucho más simples y sin cambios. Por ejemplo, un personaje "valeroso" lo será de principio a fin, y no se saldrá demasiado de ese esquema, porque es su característica única. Pocas veces confunden sus propósitos, y su comportamiento y dirección son claros. Por ejemplo, Hércules es un personaje plano: valiente, incansable a lo largo de toda su historia y que mantiene sus características hasta que termina la narración. 

  2. Personajes redondos: estos personajes son evolutivos y dinámicos y tienen mucha más riqueza psicológica. Se sienten mucho más "humanos", pues están llenos de dudas y hasta contradicciones, al ser figuras complejas con varias características diferentes. Suelen tener aficiones, costumbres, filias y fobias que enriquecen su personalidad y le dan mucha más solidez como personaje. Es el caso de Mr. Darcy, de Orgullo y prejuicio, un personaje con un trasfondo antipático al principio de la novela y que poco a poco va superando su orgullo para darse cuenta de que su comportamiento era errado.

Según su grado de participación en la obra

  1. Personaje protagonista, sobre el que gira la historia principal. Puede haber protagonista único o colectivo, si varios personajes están al mismo nivel. En ese caso también podemos hablar de coprotagonistas.
  2. Personaje(s) antagonista(s). Son aquellos que se oponen al protagonista para impedir que este consiga su objetivo. Puede ser una persona, pero también una institución (el gobierno o una gran empresa contra la que el protagonista debe competir).
  3. Personaje ayudante. Los personajes ayudantes suelen aparecer esporádicamente y su función es la de ofrecer ayuda al protagonista para conseguir sus objetivos en la historia. El grado máximo de personaje ayudante es el del "mentor", pero hay muchos otros grados menores.
  4. Personaje fugaz o figurante. Suelen tener una función apenas ilustrativa o simplemente para colaborar en la trama realmente centrada en los protagonistas.



El tiempo

Las acciones que se cuentan en una narración deben estar siempre enmarcadas en un tiempo y un espacio. En cuanto al primero, podemos distinguir...

Tiempo de la acción

  1. Tiempo externo o ÉPOCA. Se refiere a la la época en la que transcurren los hechos (siglo XX, verano del 82, año 2045...).
  2. Tiempo interno o DURACIÓN. Se trata del tiempo que transcurre desde el comienzo al fin de la historia (dos días, un año...).

Pero también es importante tener en cuenta el orden del discurso, sobre el que podemos diferenciar:

Orden del discurso

Corresponde al orden en que se cuentan los hechos (se cuenta primero lo que ocurrió primero, o no). De acuerdo con esto se pueden contar los hechos siguiendo diferentes criterios.

  1. Narración lineal o cronológica: Los hechos se presentan en el mismo orden en que ocurrieron.
  2. Retrospección o Flash-back: Se narran eventos que sucedieron antes de la historia principal.
  3. Prospección o Flash-forward: Se adelantan hechos que ocurrirán más adelante en la narrativa.
  4. Simultaneidad: Se relatan eventos que ocurren al mismo tiempo en diferentes lugares o contextos.

Estos enfoques permiten al autor jugar con el tiempo y la secuencia de los eventos para crear una estructura narrativa única.

En cuanto al espacio narrativo, este está formado por el conjunto de referencias espaciales hechas por el narrador. Puede ser cerrado o abierto, realista o fantástico, etcétera.

El espacio

El espacio narrativo se refiere al escenario o lugares en los cuales tienen lugar los eventos y circunstancias que componen una narración. Este espacio es fundamental para comprender las acciones que los personajes llevan a cabo.

En una narración, el espacio puede estar definido de manera precisa (mediante nombres y/o descripciones detalladas) o simplemente ser sugerido de una forma más general. Además, es muy habitual que en una misma historia las acciones tengan lugar en distintas ubicaciones, ya que los personajes se suelen desplazar y explorar otros lugares.

La importancia y el peso del espacio en la trama pueden variar ampliamente. A veces sirve meramente como un marco para la historia y otras adquiere un rol protagonista, actuando casi como un personaje más. Incluso, en ciertos casos, el espacio puede reflejar los sentimientos y estados emocionales de los personajes, contribuyendo de manera significativa a la narrativa.

Aunque hay muchos tipos de espacio posibles, una categorización habitual es la siguiente:

Tipos de espacio

  1. Espacio real: son aquellas ubicaciones que se corresponden con lugares que realmente existen, y en consecuencia la historia tiene un marco real, aunque sus hechos estén ficcionalizados. Ejemplos muy célebres son Londres en las novelas de Sherlock Holmes.
  2. Imaginario realista: se refiere a espacios que tienen la realidad como referente, aunque en verdad no existan. Es decir: simplemente están inspirados en nuestro mundo de alguna forma. Es el caso, por ejemplo, de la ciudad Macondo en Cien años de soledad (no inspirado en un referente real) o Vetusta, La Regenta (inspirado en la ciudad de Oviedo).
  3. Fantástico: completamente inventados, imposibles de relacionar con ningún lugar real y, además, regidos por reglas distintas a las de nuestro mundo (por haber magia, animales inventados u otros elementos). Es el caso de la escuela de magia de Harry Potter, Howgarts; la Tierra Media, de El Señor de los anillos (Tolkien)  o los mundos de las novelas escritas por Brandon Sanderson.
  4. Alegórico/simbólico: se trata de espacios que no son fácilmente describibles por estar desdibujados o haber un juego literario detrás de él. Suelen crearse para transmitir un mensaje o una sensación determinada. Ejemplos de espacios simbólico/alegóricos pueden ser el cielo o el infierno, un no-lugar, lugares que se visitan en sueños...

Las acciones

El género narrativo cuenta con una gran flexibilidad a la hora de ser construidas. De hecho, de la manera de escribirlas depende muchas veces que una historia nos atrape o nos aburra en seguida. Por ello, quien narra una historia precisa dar con la tecla para saber proporcionar todos los detalles que un lector o un oyente quiere recibir.

Para construir una buena historia, debemos prestar atención a su estructura. A continuación, diferenciamos entre la estructura clásica, que narra los acontecimientos de manera lineal, y otras posibles estructuras:

Estructura clásica de una narración

La estructura clásica para una narración es la siguiente:

  1. Introducción o planteamiento: aquí tendrá lugar la presentación de personajes, espacio y tiempo de la trama. Generalmente, termina cuando se plantea el conflicto principal que marcará la historia. 
  2. Nudo: se desarrolla el conflicto que guiará toda la trama y que el personaje principal deberá resolver (o no) para conseguir su objetivo.
  3. Desenlace: hacia el final de la obra, el conflicto debe resolverse (con éxito o sin él), lo que generalmente supone el punto de clímax de la historia. Además, distinguimos entre finales abiertos (el lector debe imaginar el final; o este será el punto de partida de una historia que continúe la terminada) y finales cerrados (la historia se cierra claramente y no hay posibilidad de continuación).

Con todo, existen otras posibles estructuras narrativas para construir una historia. Algunas de ellas son:

Otras estructuras narrativas


  1. Estructura circular: La historia concluye de la misma manera en que comenzó, cerrando el ciclo narrativo. Un ejemplo clásico de esta estructura se encuentra en Cien años de soledad de Gabriel García Márquez, donde el libro termina en el mismo punto en que comenzó.

  2. Estructura caleidoscópica: Múltiples historias, cada una con su propia estructura, se entrelazan y se narran en paralelo. Este enfoque se ilustra en La colmena, de Camilo José Cela, en donde cada capítulo consta de varias secuencias cortas que desarrollan episodios que están mezclados con otros que ocurren antes o después, entretejiéndose.
  3. Estructura de muñecas rusas: En ella, una historia sirve como marco o pretexto para varias otras historias anidadas en su interior. Las mil y una noches es un ejemplo clásico de esta estructura, donde el personaje principal, Scheherazade, cuenta una serie de historias para evitar su ejecución por parte del rey. Cada historia conduce a otra, creando una estructura en capas.

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