La prosopografía

Definición

La prosopografía es la descripción de los rasgos físicos de la persona, de su apariencia externa. Su origen se encuentra en la palabra griega πρόσωπον (prósopon), que significa "aspecto", y en el sufijo "-grafía", que denota "descripción". En una prosopografía se suele hablar de sus rasgos faciales, altura, complexión, color de cabello, estilo de peinado, forma de las orejas, nariz, color de ojos o tono de piel. 

Dependiendo del género literario y la intención del autor, pueden incluir recursos retóricos adicionales y tener distintos tonos: un tono serio, irónico, burlón...

Ejemplo

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En verdad, el aspecto externo de Momo era un poco extraño y tal vez podía asustar algo a la gente que da mucha importancia al aseo y al orden. Era pequeña y bastante flaca, de modo que ni con la mejor voluntad se podía decir si tenía ocho años o ya doce. Tenía el pelo muy ensortijado, negro como la pez, y parecía no haberse enfrentado nunca a un peine o unas tijeras. Tenía unos ojos muy grandes, muy hermosos y también negros como la pez y unos pies del mismo color, pues casi siempre iba descalza.

Michael Ende, Momo

La etopeya

Definición

Es la descripción de rasgos psicológicos o morales del personaje: su manera de ser, de actuar, su carácter. Proviene del griego ἠθοποιΐα (ethopoeia), formado por "ethos", ('manera de hacer las cosas',) y "poiein", que significa 'crear', 'imitar', 'describir’.

La etopeya permite destacar los rasgos de un personaje en relación con la trama: ayuda a comprender su personalidad y cómo podría comportarse o reaccionar en diferentes situaciones. Al escribir una etopeya, podemos hablar de virtudes y defectos, intereses y pasatiempos, relaciones personales y creencias y prejuicios, entre otros. Dependiendo del género literario y la intención del autor, pueden incluir recursos retóricos adicionales y tener distintos tonos: un tono serio, irónico, burlón...

Ejemplo

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La mujer respondía al nombre de la señá Benina y era la más callada y humilde de la comunidad, si así puede decirse; bien criada, modosa y con todas las trazas de perfecta sumisión a la divina voluntad. Jamás importunaba a los parroquianos que entraban o salían; en los repartos, aun siendo leoninos, nunca formuló protesta, ni se la vio siguiendo de cerca ni de lejos la bandera turbulenta y demagógica de la Burlada. Con todas y con todos hablaba el mismo lenguaje afable y comedido

Benito Pérez Galdós, Misericordia

El retrato

Definición

Tanto el retrato como el autorretrato combinan rasgos físicos y psicológicos, estableciendo una conexión entre ellos. Se considera, por tanto, que el retrato es una fusión de la prosopografía y la etopeya. El autorretrato es el retrato que uno hace de sí mismo, por lo que es un medio para descubrir la visión que una persona tiene de sí. Suelen ser, por lo tanto, profundamente subjetivos.

Ejemplo

No me gusta ni mi cara ni mi nombre. Bueno, las dos cosas han acabado siendo la misma. Es como si me encontrara feliz dentro de este nombre pero sospechara que la vida me arrojó a él, me hizo a él y ya no hay otro que pueda definirme como soy. Y ya no hay escapatoria. Digo Rosario y estoy viendo la imagen que cada noche se refleja en el espejo, la nariz grande, los ojos también grandes pero tristes, la boca bien dibujada pero demasiado fina. Digo Rosario y ahí está toda mi historia contenida, porque la cara no me ha cambiado desde que era pequeña, desde que era niña con nombre de adulta y con un gesto grave.

Elvira Lindo, Una palabra tuya

La caricatura

Definición

La caricatura es una figura que distorsiona o exagera la apariencia de una persona, sus rasgos físicos y también su comportamiento. Su origen se remonta al término italiano caricare, que significa "cargar" o "exagerar". También puede enfocarse en la actividad de la persona. A menudo, se convierte en una forma de arte que ridiculiza a individuos, situaciones, instituciones o cosas. Esto se observa especialmente en las caricaturas políticas, sociales o religiosas.

Ejemplo

Mi criado tiene de mesa lo cuadrado y estar en talla al alcance de la mano. Por tanto es un mueble cómodo; su color es el que indica la ausencia completa de aquello con que se piensa, es decir, que es bueno. Además, las manos se confundirían con los pies, sino fuera por los zapatos y porque anda casualmente sobre los últimos.

A imitación de la mayor parre de los hombres, tiene orejas que están a uno y otro lado de la cabeza como los floreros en una consola, de adorno, o como los balcones figurados, por donde no entra ni sale nada; también tiene dos ojos en la cara; él cree ver con ellos, ¡qué chasco se lleva!

 Mariano José de Larra, Nochebuena de 1836