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8.6 La dirección artística
La dirección artística, conocida durante décadas
en España como escenografía, es una de las áreas
centrales de los procesos que constituyen la puesta en escena de una película.
Basta mirar los créditos de los films contemporáneos para
comprobarlo. Es lógico: las localizaciones, los decorados y escenarios,
el vestuario, el maquillaje, la peluquería son de hecho la manera
de representar la realidad interna del guión, "el espacio
donde transcurre el tiempo del film", en una definición clásica
de la dirección artística. Por fortuna, hoy nadie duda de
que el ambiente en que se desarrolla la película no es tan sólo
una caja que incluye y en la que se mueven los actores sino que forma
parte indisoluble de la propia narración de la película.
Veamos unos ejemplos. Más que las historias, ¿no son los
ambientes de Nueva York, París o Londres, creados por directores
artísticos, lo primero que nos viene a la mente de esas ciudades?
Y en España ¿Se puede dudar de que la documentación
del marco geográfico, urbano y arquitectónico de referencia
que hizo el director artístico español Francisco Canet en
películas como Bienvenido Mr. Marshall (1953), Los chicos (1959),
pero también en las comedias del desarrollismo de los primeros
años sesenta, son tan extraordinariamente útiles para comprender
el tiempo social de España como lo es cualquier tratado de sociología?.
La escenografía y los decorados deben proyectarse a la vista del
guión técnico (el escalón superior de trabajo sobre
el guión literario, véase el bloque 9 sobre guión
cinematográfico); luego, el director artístico, en conversaciones
con el director, deberá documentarse con el objeto de reproducir
la esencia ambiental y ser lo más respetuoso posible a la hora
de crear los decorados. Más tarde deberá trabajar con el
iluminador y los otros componentes del departamento artístico.
Su margen de acción vendrá delimitado por la época
y el realismo del contexto, así como por el presupuesto. Si los
espacios a representar son de carácter fantasioso, futurista u
onírico gozará de más libertad creativa siempre que
el director no desee imponer su propio mundo imaginado.
Cada espacio concreto en el que se desarrollan las acciones recibe el
nombre de localización. Si son creadas lo usual es que la dirección
artística sea uno de los departamentos que consuma mayores partidas
del presupuesto de una película. De la habilidad y el talento de
director y escenógrafo depende la salvación del aspecto
de una película de bajo presupuesto.
Las localizaciones pueden ser o naturales, exteriores e interiores a los
que sólo se altera con pequeños retoques, o decorados; construidos
en parte o por completo tanto en exteriores como en plató. Como
se sabe, en las construcciones únicamente precisan ser construidas
las partes de los decorados que vayan a verse en cuadro (por ello, es
frecuente que haya techos).
Por ello el director ha de tener las ideas muy claras respecto a lo que
necesita para, por un lado, permitir al departamento artístico
administrarse su partida y, por otro, no encontrarse en la tesitura de
renunciar a algo que considera imprescindible por falta de previsión.
Los decorados pueden completarse en ocasiones con trucos como los cristales
pintados con fondos y que se suman a decorado real en rodaje. En ocasiones,
por ejemplo cuando han de representar ciudades enteras o sufrir cataclismos,
son reconstruidos como maquetas, reproducciones a escala, que posteriormente
son integradas por efectos (recuérdese Moulin Rouge, 2000).
El director artístico diseña y supervisa los decorados que
son construidos por un jefe de decoración ayudado por una serie
de ayudantes, carpinteros y pintores. De él depende la persona
encargada del atrezzo que busca los objetos que aparecen en el decorado
como sillas, cuadros, teléfonos, espadas, cigarrillos, alimentos,
etc.
Los responsables de vestuario, maquillaje y peluquería son los
encargados de decorar al actor. Obviamente, su trabajo debe
integrarse de forma armoniosa en los decorados y supeditarse a la iluminación
y a la línea dramática de la película. Al igual que
el decorador, el figurinista deberá documentarse para diseñar
o conseguir los trajes y vestidos. En ocasiones acordará con atrezzo
quién se encarga de los elementos no textiles necesarios para el
personaje como anillos o vendas para heridas. Este departamento, mayormente
copado por mujeres, a diferencia de los de cámara y sonido en los
que la mayoría de sus componentes son hombres, se compone de una
jefa de vestuario, que en ocasiones también es la figurinista,
una sastra y una o varias ayudantes. Por último, el maquillaje
y la peluquería, aunque constituyen departamentos distintos, van
con frecuencia asociados a los anteriores. Su tarea consiste en caracterizar
al actor, disfrazar sus defectos y darle el tono de piel real cuyo color
se ve alterado por los brillos y la decoloración de la iluminación.
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