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el espacio cinematográfico
8.3 La continuidad: el espacio cinematográfico
Parece evidente que las tomas han de ser contempladas como fragmentos
de un todo. La continuidad es la función que interrelaciona espacial
y temporalmente un plano con el siguiente. La continuidad permite cuando
se ven dos planos seguidos, asociarlos como consecutivos aunque estén
rodados en lugares y, evidentemente, momentos distintos.
En otras palabras, un personaje se encuentra en el hall de su casa a punto
de salir; la escena puede estar rodada en el decorado de un estudio y
el plano continuo, en el que le vemos salir de la casa, se ha registrado
días después a kilómetros de allí; sin embargo,
el respeto de una serie de normas profesionales y condicionantes técnicos
nos permitirán apreciarlos en pantalla como continuos. Estos elementos
a respetar serán, la luz, el decorado, el vestuario, el actor,
el maquillaje, el sonido y la dirección de mirada o movimiento
y en su conjunto reciben el nombre de raccord (o continuidad en
los planos). Alguien hizo un símil con las costura: "el raccord
cose los planos sin que se vea el hilo".
Para mantener una geografía clara en los espacios de la realización
cinematográfica y audiovisual se parte de una normativa muy precisa
que se articula a partir del concepto de eje. Se llama eje escénico
o de acción a la trayectoria que sigue en pantalla cualquier elemento
móvil. El eje escénico se forma igualmente entre dos personajes
inmóviles que se miran. El eje de cámara es la línea
imaginaria que coincide con el punto de mira del objetivo de la cámara.
Todas las normas gramaticales del lenguaje audiovisual toman como base
el eje escénico y el eje de cámara. De hecho se acostumbra
a dividir la escena según el eje de cámara, diciéndose
que tal o cual personaje está a la derecha a la izquierda o en
el eje.
El espectador cognitivamente reconstruye el espacio de tal manera que
no se observan esas reglas usualmente conducen a confusión: es
lo que se denomina como saltos de eje (en las repeticiones
televisivas suele avisarse con el letrero de ángulo inverso).
Es decir que para no desorientar a los públicos la industria del
cine ha dispuesto que la cámara se coloque siempre en una misma
línea paralela al mismo lado de los ejes. Un ejemplo: si tenemos
a dos personajes conversando, los planos deberán ser rodados al
mismo lado del eje establecido por sus miradas y si no se respeta se tiene
la impresión de que uno habla al cogote del otro. (Ver imágenes).
Paralelamente, el eje de cámara nos obliga a que entre el primer
plano y el continuo debe existir al menos una diferencia de angulación
de 30ď para dar sensación de cambio de punto de vista.
Para las reglas del eje escénico, los movimientos y los cambios
de dirección de actores y otros elementos suponen la principal
dificultad. Si tenemos un objeto en movimiento que entra el plano por
la derecha y sale luego por la izquierda, en el siguiente plano será
obligatorio para dar continuidad al recorrido que aparezca por la derecha.
En el ámbito de las profesiones del cine, la persona encargada
de controlar el raccord recibe el nombre de script o secretaria/o de dirección,
aunque cada departamento (iluminación, vestuario, decoración...)
suele hacerse responsable de controlar la continuidad que le compete y
el script advierte o resuelve posibles dudas.
Un último factor a tener en cuenta en este epígrafe hace
referencia a la dialéctica plano-contraplano y campo. En otras
palabras, cuando establecemos un plano siempre se crea un espacio opuesto
o confrontado, que en el conjunto de la narración de la película
puede quedar fuera de nuestra visión, en off (lo que obliga al
espectador a imaginárselo, como ocurre con frecuencia en el género
de terror) y se llama fuera de campo, o convertirse en el plano siguiente;
en este caso recibe el nombre de contraplano. Son muchos los que consideran
que justamente la dialéctica entre lo que ve el espectador y lo
que no ve (el campo y el fuera de campo) constituye la base de la grandeza
estética de los grandes cineastas del séptimo arte.
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