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8.5 Los actores
Si el director tiene con los otros colaboradores un interrelación
laboral más o menos regular, con los intérpretes es continua.
Hasta podríamos decir que el actor es el elemento esencial del
proceso comunicativo entre un director y el público. Desde los
tiempos de la tragedia griega hasta el modelo de cine actual la función
de aquellos ha sido la de transmitir un texto bajo la coordinación
de un organizador que se ocupa de la correcta administración de
su talento .
El primer contacto que tienen actores y directores es lo que popularmente
se denominada casting: un proceso para la elección de los
actores más adecuados. Los castings se inician con una búsqueda
basada en el físico. Lógico: tras leer el guión,
el director habrá dado un rostro virtual al personaje y tratará
de encontrar su referente físico, real. En un segundo momento,
en un casting al actor se le somete a pruebas de diversa índole:
autopresentación, lectura de texto y quizá representación
de una escena de la película.
Existen diferencias entre la interpretación para teatro y para
cine que limitan en ocasiones la circulación de profesionales de
un medio a otro. La principal desemejanza se produce por un hecho físico:
el actor de teatro se halla presente frente al espectador, de ahí
que mientras el actor teatral haya de proyectar su voz y sus gestos para
llegar al público en cine debe ser más contenido en sus
gestos ya que el registro sonoro y visual le buscan a él hasta
proporciones tan estrechas que cualquier movimiento se ve multiplicado
en pantalla convirtiendo en ridículo un gesto exagerado.
Desde los sistemas de producción también se hallan diversidades.
En cine no se puede interpretar en orden cronológico, sino que
el relato se rueda de la forma más eficaz para reducir costes;
de esta manera, el actor debe supeditarse a un orden establecido a lo
largo de varias semanas para revivir al personaje, mientras que en teatro
lo que dura la recreación de la representación es proporcional
a la duración del espectáculo. En otras palabras: en el
teatro un actor está actuando sólo el tiempo que dura la
representación, mientras que en cine los actores se pasan horas
y horas actuando para una película cuya proyección durará
aproximadamente una hora y media. Es como si en el cine se exigiera un
esfuerzo interpretativo más parcial y prolongado y en teatro más
intenso y corto.
Una vez seleccionado, el director y el actor suelen reunirse para compartir
impresiones sobre el personaje a representar y tratar de unificar criterios
y visiones. El director intenta trasladar al actor su concepto del texto
y del personaje y está obligado a resolver con absoluta claridad
todas las dudas de interpretación que surjan.
Realmente no existe una sola metodología de trabajo con los actores
y en ocasiones hay que adaptarse al estilo de trabajo de los mismos para
obtener los mejores frutos. Basta recorrer la historia del cine para comprobar
lo cambiantes que son los cánones de interpretación y los
cambios que se encuentran entre el Robert de Niro de Taxi Driver (1975)
y el Keanu Reeves de Matrix (1999). Lo que es inherente a todas las escuelas
es la obligación que tienen los actores de memorizar el texto,
no tanto por cuestiones creativas como de premura del tiempo de rodaje.
El siguiente paso es el ensayo, período de preparación y
de clarificación de ideas, donde deben afinarse los objetivos que
el director ha propuesto al actor. Es el punto en el que el actor empieza
a crear el personaje, a desarrollar sus capacidades creativas y a dar
vida a una creación virtual sólo existente en un papel y
la imaginación de los guionistas.
Cuanto mayor es la preparación, mejores resultados se obtienen.
Lo usual es realizar un último ensayo durante la preparación
del plano, tanto para recordar lo establecido, como para que el actor
se adapte a las condiciones técnicas y espaciales exactas que se
van a dar cuando la cámara comience a filmar. En ocasiones esta
economía es importante dado que nunca puede predecirse el número
de tomas a realizar, ya que el rodaje de un plano conlleva la sincronización
de una extensa gama de factores: encuadre, foco, sonido, interpretación,
efectos,
y un accidente en cualquiera de ellos obliga a realizar
una nueva toma y repetición.
Los actores siempre prefieren planos amplios cuando han de ejecutar acciones;
planos cortos para los diálogos; y, en todos los casos, siempre
extensos en duración y libertad para improvisar. Se puede explicar,
ya que en los planos amplios pueden desenvolverse con mayor libertad,
menos cohibidos por el entramado técnico y sin tanta limitación
de marcas, y en los planos cortos se permiten exhibir su fotogenia y calidad
interpretativa.
En los muchos momentos en los que en un rodaje los actores no están
trabajando, están en sus camerinos concentrándose y relajándose.
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