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8.4 La puesta en escena
El cine es un arte en cuyo resultado se combina el trabajo colectivo de
muchos profesionales. Sin embargo, en toda película hay una persona
responsable del conjunto de los procesos que se ponen en marcha y de todos
los departamentos que colaboran para un mejor aprovechamiento de los esfuerzos
comunes. Este verdadero catalizador habitualmente recibe el nombre de
director y su función principal es organizar la puesta en escena
en el rodaje.
La puesta en escena de una película comienza con la previa distribución
del espacio escénico a partir de la planificación del guión
por la que se dividen en tamaños de plano las secuencias permitiendo
una visualización previa del film; muchos directores hacen esta
operación, cuyo resultado se denomina story board, en dibujos.
Una vez en el rodaje, el emplazamiento de la cámara en una determinado
punto es el elemento clave. El director decide, en ocasiones aceptando
sugerencias del director de fotografía o del operador de cámara,
la altura y colocación exacta de la cámara, la óptica
y el foco. En suma, elige un punto de vista (el suyo) que permitirá
distribuir un espacio de tres dimensiones enmarcado en la bidimensionalidad
de la pantalla. Parece claro: la cámara no tiene voluntad, recoge
todo lo que se le pone delante del objetivo sin ninguna discriminación
y el director debe seleccionar aquello que en cada momento se le revele
como más importante.
En occidente, a diferencia de algunos cineastas japoneses clásicos
que tenían la costumbre de colocar la cámara a la altura
de un hombre sentado, la norma usual es emplazar la cámara a la
altura de los ojos del actor, identificándose, así, con
la concepción visual del mundo que tienen los adultos.
Los cánones tradicionales, muy fácilmente comprobables en
las composiciones que se realizan en los anuncios publicitarios, nos hablan
de dividir mentalmente la altura y la anchura del visor en partes iguales
trazando dos líneas horizontales y dos verticales. La superficie
del visor de la cámara queda así dividida en nueve rectángulos
que se interseccionan en cuatro puntos. El centro de atención principal
conviene situarlo en cualquiera de las intersecciones evitando el problema
del aire o vacíos en la pantalla.
El efecto emotivo de una secuencia puede verse alterado si picamos o contrapicamos
el ángulo de toma de la cámara. En el ángulo picado
la cámara está por encima del objeto, atribuyéndosele
de esta manera valores de empequeñecimiento del mismo. Por el contrario
en el contrapicado el ángulo de la toma se sitúa por debajo
del objeto y, en la alteración de las proporciones, denota una
superioridad del objeto representado sobre el punto de vista de la cámara.
Si un director rueda un plano con un objetivo de 18 mm, contrapicado a
ras del suelo, situando al personaje enfocado a derecha de cámara,
estará dándole un significado totalmente distinto que si
lo rueda con un 85 mm, a la altura de los ojos, situando el personaje
a la izquierda de cámara y enfocando a un segundo término.
La puesta en escena necesita de un cierto trabajo por cuidar los aspectos
que constituyen la ambientación general de la película.
En primer lugar, el director, en combinación con el ayudante de
dirección y el director artístico, elige las localizaciones
donde se va a rodar. Durante unos sesenta años del pasado siglo
todas las películas se filmaban en estudios, por lo que se reducía
la importancia de la fase de localización. Sin embargo, en la actualidad
lo más frecuente es que el trabajo en estudios se combine con los
rodajes en exteriores e interiores naturales y la localización
se ha convertido en una etapa fundamental para el buen resultado estético
de un film. Excusado es decir que la ambientación determina en
buena parte el estilo de la película: realista, futurista, barroco,
austero... Similares palabras podrían decirse sobre la iluminación,
pues no puede dudarse que cada género cinematográfico tiene
su luz y su color propios. La personalidad del director estará
presente en la fotografía de la película y así encontraremos
films tenebristas, brillantes, coloristas, contrastados, suaves, cálidos,
fríos o, porqué no, en blanco y negro. Y también
con el resto de los elementos que constituyen la imagen final tales como
vestuario, maquillaje, peluquería, sonido, entre otros. Caso especial
supone el trabajo con los actores que veremos en el siguiente epígrafe.
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