Saltar la navegación

3.1. Composición, estructura y propiedades

Composición de la madera

La madera tiene una estructura fibrosa formada básicamente por celulosa, C6H12O5, (60%), que constituye la estructura resistente de los vegetales, y lignina, C19H24O14, que proporciona la rigidez y dureza a la madera. Además contiene, en menor proporción, resinas, almidón, azúcares, taninos, colorantes, alcoholes, y alcanfor, que son productos de utilidad industrial.

Estructura

Un corte transversal del tronco nos permite apreciar la estructura interior, que está formada por las siguientes partes:

Corteza. Es una capa impermeable que recubre el árbol protegiéndole de agentes atmosféricos exteriores.

Cambium. Está constituida por células alargadas, que se transforman en nuevas células, las de la zona interior de madera nueva (xilema) y las de la cara externa de líber (floema). Es la zona encargada del crecimiento y desarrollo del árbol.

Albura. Es la madera joven del árbol y está irrigada por mayor cantidad de savia, lo que la hace más vulnerable a la carcoma. Con el tiempo se convierte en madera más dura.

Duramen. Es la madera con dureza y consistencia, formada por tejidos que han alcanzado su total desarrollo procedentes de la transformación de la albura.

Núcleo o médula. Es la parte central y más vieja del árbol. Está formada por células tubulares sin prácticamente agua, que ha sido sustituida por resinas.

Propiedades

Las propiedades de la madera varían según la especie del árbol origen e incluso dentro de la misma especie por las condiciones del lugar de crecimiento. Aun así hay algunas características cualitativas comunes a casi todas las maderas.

Fácil mecanización

Densidad entre 300-800 kg/m3 según la especie. Es, excepto raras excepciones menos denso que el agua y, por lo tanto, flota sobre ella.

Dureza y resistencia. Son propiedades variables en función de la especie, pero en general podemos decir que los árboles caducifolios tienen en su interior menos contenido de agua y, por lo tanto, presentan una mayor dureza y resistencia mecánica. Los árboles de hoja perenne, por el contrario, tienen mayor presencia de agua y consecuentemente son más blandos y con menor resistencia.

Flexibilidad. Presenta en general una gran flexibilidad en el sentido de la veta, pudiendo doblarse fácilmente mediante calor o humedad.

Fendabilidad. La madera se puede partir de forma fácil en el sentido de la veta, de las fibras.

Higroscopicidad. Tiene la madera una gran capacidad de absorber agua y desprenderla posteriormente. (en función de la especie arbórea)

Combustibilidad. Es la capacidad de arder. La madera tiene una alta combustibilidad, ardiendo con rapidez a la vaz que desprende abundante calor.

Conductividad. Es un material bastante aislante tanto del calor como de la electricidad.

En general podemos decir que es un recurso natural disponible, barato y de fácil obtención, con unas propiedades en general idóneas para muchas aplicaciones. Como inconvenientes deberemos destacar su debilidad frente al ataque de ciertos insectos y hongos que pueden deteriorar gravemente la madera. También su inestabilidad volumétrica en función del contenido de agua y su alta combustibilidad. Recordar en este punto el grave problema que supone para el planeta la deforestación que está padeciendo. El empleo de la madera como material sostenible tiene que estar vinculado con explotaciones forestales apropiadas y renovables. También es necesario destacar la necesidad del reciclado de papeles y cartones, evitando el uso de nuevos árboles; y el empleo de biomasa fabricada a partir de restos arbóreos como combustible de un alto poder calorífico.

 Estructura de un tronco
Estructura interna de la madera. Wikimedia.Creative Commons.

Tipos de madera en función de su origen

Maderas duras: Son aquellas que proceden de árboles de un crecimiento lento (los de hoja caduca), por lo que pesan más y soportan mejor las inclemencias del tiempo que las blandas. Estas maderas proceden de árboles que tardan décadas, e incluso siglos, en alcanzar el grado de madurez suficiente para ser cortadas y poder ser empleadas en la elaboración de muebles o vigas. Son mucho más caras que las blandas, debido a que su lento crecimiento provoca su escasez, pero son de mucha mayor calidad. También son muy empleadas para realizar tallas de madera. (Haya, roble, nogal, ébano, cerezo, castaño, fresno, olivo).

Maderas blandas: La gran ventaja que tienen respecto a las maderas duras, es que tienen un periodo de crecimiento mucho más corto (los de hoja perenne), que provoca que su precio sea mucho menor. Este tipo de madera no tiene una vida tan larga como las duras. Dar forma a las maderas blandas es mucho más sencillo, aunque tiene la desventaja de producir mayor cantidad de astillas, por lo que el acabado es mucho peor. Además, la carencia de veteado de esta madera le resta atractivo, por lo que casi siempre es necesario pintarla, barnizarla o teñirla. (Pino, abeto, balsa, chopo.).

Maderas tropicales: Son especies muy variadas procedentes de países tropicales. Existen árboles que aportan una madera extremadamente blanda hasta otras especies extraduras. (Caoba, ébano, engué, teca, elondo, sapelli, balsa)