Repasamos... Las variedades de la lengua
Una misma lengua tiene muchas caras: cambia según el momento histórico en el que se habla, según la edad de los hablantes, según su procedencia geográfica, etc. A las distintas formas de usar una lengua las llamamos variedades de la lengua.
Podemos clasificar las variedades en cuatro tipos:
- variedades diacrónicas: son los cambios lingüísticos que se dan a lo largo del tiempo. Recordemos algunos versos del Libro de Buen Amor, del arcipreste de Hita (s. XIV): "Así fuer que un tiempo una dueña me priso, / de su amor non fuy en ese tiempo repiso, / siempre avía d'ella buena fabla e buen riso, / nunca ál fiso por mí, ni creo que faser quiso". ¿Se parece al castellano que hablamos ahora? ¿Es la misma lengua?
- variedades diatópicas o dialectos: son las distintas maneras de hablar una misma lengua en distintos territorios. Piensa en el español que se habla en Extremadura y el español hablado en Argentina: ¿es la misma lengua? ¿en qué si diferencian?
- variedades diafásicas o registros: son los distintos modos de hablar que adoptamos dependiendo de la situación comunicativa. Por ejemplo, una misma información, como que el miércoles vamos a faltar a clase porque vamos al médico, la podemos transmitir de una manera de forma oral a nuestro mejor amigo y de otra manera diferente de forma escrita a la directora del instituto. ¿Cómo lo harías tú? ¿Qué cambia? ¿De qué depende?
- variedades diastráticas o sociolectos: son los niveles de lengua de los hablantes, según su grupo social (nivel cultural, edad, profesión...). Podemos reconocer tres niveles de lengua: uno culto, uno medio o estándar y otro vulgar.
Las variedades diacrónicas y diatópicas no dependen por completo de los hablantes; en cambio, los sociolectos y, especialmente, los registros, sí que admiten una mayor variación de hablante en hablante. Y es que los hablantes de una lengua, cuando tienen una gran dominio de la misma, pueden emplear distintas variedades, según la situación comunicativa.