Hemos visto que la publicidad es una poderosa herramienta para promocionar productos o servicios, pero hoy en día el contenido (noticias, publicidad, publicaciones en las redes, etc.)  que nos llega a través de la red está seleccionado en función de una serie de algoritmos.

Los algoritmos son los que deciden qué resultados aparecen primero cuando buscamos algo en internet o cuando abrimos Instagram o Tik-tok por ejemplo, así que, si a una persona busca habitualmente en la red contenido relacionado con la música clásica, el algoritmo "aprende" esto y es casi seguro que le salgan publicaciones en sus redes relacionadas con la música clásica.

El problema es que estos algoritmos no son diseñados por máquinas, sino por personas o compañías con ideas, creencias e intereses propios. 

Esto puede hacer que nos preguntemos si ¿realmente lo que vemos en internet lo elegimos nosotros o nos lo imponen una serie de reglas (algoritmos) que alguien ha elaborado?

Cuando alguien busca, por ejemplo, la palabra "zapatillas" en la red, los resultados estarán filtrados según los intereses de la empresa que haya diseñado el algoritmo de ese buscador, y por lo tanto la información no será objetiva ni completa.

El riesgo es que, sin quererlo, solo recibas contenido con opiniones o intereses que coinciden con los tuyos o con los que el algoritmo, diseñado por una determinada empresa, quiera que recibas. De esta forma puedes estar en una burbuja y ser más vulnerable a la desinformación, los bulos y las estafas que circulan por la red.