La inteligencia artificial (IA) está presente en muchos aspectos de nuestra vida cotidiana, desde el momento en que nos despertamos hasta que nos acostamos. Por ejemplo, tu alarma puede sonar con una canción que te gusta, escogida por Spotify según tus gustos musicales. Incluso muchas de las películas que ves en Netflix tienen guiones que se adaptan a lo que más le gusta a la gente gracias a la IA.

Mientras desayunas y lees las noticias, estas han sido seleccionadas por un algoritmo de IA. La temperatura de tu casa es perfecta gracias a un termostato inteligente que aprende tus hábitos y reduce la factura de energía. En el coche, una aplicación como Waze utiliza la IA para buscar la mejor ruta y evitar el tráfico. En el trabajo, la IA te ayuda a organizar documentos importantes y tu correo electrónico, destacando los más relevantes. Incluso cuando buscas algo en Internet, la IA te sugiere palabras clave y te ayuda a encontrar ofertas para tus vacaciones.

Los algoritmos de IA están trabajando constantemente para predecir tus próximos movimientos, aprender a conducir o luchar contra el cáncer. El aprendizaje automático, una parte de la IA, intenta programar computadoras para que aprendan de los datos. Esto transforma industrias enteras, desde la fabricación hasta la sanidad, pasando por las finanzas.

La potencia de computación está creciendo exponencialmente. Los computadores actuales, con un coste de 1.000 dólares, son más potentes que el cerebro de una rata y están acercándose a la capacidad humana. En 1985, la tecnología estaba muy lejos del nivel humano, pero cada década se acerca más.

Muchas personas aún ven la IA como algo de ciencia ficción, pero ya es una realidad muy presente. La IA abarca desde algoritmos simples hasta robots complejos. Por ejemplo, Siri es IA, y su voz es simplemente la personificación de esa inteligencia.

Un estudio reciente de Google Trends mostró un aumento en el interés por el aprendizaje automático desde 2005, con el crecimiento de los macrodatos desde 2010. El aprendizaje automático combina disciplinas como informática, estadística y matemática. El gran aumento se debe a la enorme cantidad de datos que se recogen automáticamente y al acceso más fácil a la computación barata.

Las empresas tecnológicas fueron las primeras en usar el aprendizaje automático a gran escala, creando herramientas como MapReduce y BigTable de Google. Hoy en día, estas técnicas se usan en muchos sectores, desde la administración pública hasta la biología.

La computación barata y el acceso a algoritmos avanzados, muchos de los cuales son de código abierto, facilitan el desarrollo de la IA. Por ejemplo, OpenAI, una organización sin ánimo de lucro, comparte sus avances en IA públicamente. Google y Facebook también han abierto sus algoritmos al público.

La combinación de tecnologías como los microprocesadores, computadores personales, internet y redes sociales permitió el desarrollo de la IA. El éxito actual de la IA no se debe a un único avance, sino a la unión de múltiples tecnologías que facilitan la digitalización y el análisis de datos.

Estos ejemplos muestran cómo la IA está integrada en nuestra vida cotidiana, mejorando nuestra eficiencia y comodidad en diversas actividades. A medida que la tecnología sigue avanzando, la influencia de la IA seguirá creciendo, ofreciendo nuevas y mejores formas de interactuar con nuestro entorno.