Nuestra identidad también se está construyendo con nuestra actividad en las redes sociales; la información que consultamos y, sobre todo, que publicamos sobre nosotros va configurando lo que somos, nuestras experiencias, ideas, emociones. Estimamos que en países con acceso a internet, el 75% son usuarios activos de alguna red social.
Las identidades digitales nos permiten entablar una conversación directa, continua e inmediata con los valores y prioridades de la información difundida en los medios. No solo los espacios neutrales, tienen sus propias reglas, convenciones, gustos y prácticas. Y el tiempo que dedicamos a diseñar nuestro perfil, mantenerlo actualizado, compartir imágenes o videos, comentar y agregar información es parte de nuestra experiencia y forma de relacionarnos.
La identidad digital nos permite imaginarnos con otros rasgos y características, producir una personalidad ficticia pero al mismo tiempo nuestra creatividad está limitada por el entorno cibernético en el que se dan y por las propias restricciones de la tecnología con la que gestionamos nuestras redes. La capacidad de editar contenido y capturar la reacción promueve de inmediato la creatividad, la dimensión lúdica y social de esa identidad.
Las principales características de esta identidad se pueden describir como:
- prosocial: facilita y gestiona los procesos de interacción entre las personas.
- valioso: permite prácticas que no serían posibles fuera del mundo virtual.
- compuesta: formada por varios elementos tanto reales como de campos creativos, imaginativos que no son necesariamente coherentes entre sí.
- dinámica: en constante evolución e incorporación de nuevos elementos.
- registrada: la información publicada suele recuperarse normalmente de una organización cronológica y, por lo tanto, puede recuperarse en cualquier momento e incluso es difícil de eliminar, ya que se distribuye y comparte con otros.

La identidad digital con su énfasis en la conexión y el intercambio comunicativo es una identidad muy dependiente de la red de contactos que validan nuestro perfil, con una frontera entre lo íntimo, lo privado y lo público más difuso y la búsqueda del reconocimiento constante por parte de las audiencias tiempos extensos y donde la El contacto proporcionado por la propia red virtual es crucial.
La facilidad de acceso y la disponibilidad a través de múltiples dispositivos sincronizados facilitan un estado de conexión continuo y ubicuo. Esta conexión continua con la red de contactos puede generar dependencia y riesgos como la ansiedad de ser rechazado, el miedo a expresar posiciones fuera del consenso de un grupo, la obsesión por el número de seguidores, simplificaciones de contradicciones y vulnerabilidades naturales, o el sentimiento de estando perdiendo eventos importantes si permaneces desconectado de la conversación de la red.
La construcción y aceptación de identidades virtuales complejas, con debilidades y diferencias son necesarias para una identidad personal virtual sana. Sin embargo, tenga en cuenta que debe tener cuidado con la información que está compartiendo.