|
Inicio
> Prensa
> 2
Tecnología y prensa >
2.4 La imprenta en España
2.4 La imprenta en España
A finales del siglo XV ya se conocen talleres de imprenta en España
que utilizaban tipos propios, punzones y prensas de madera similares a
la de una que modificó Gutenberg. En Segovia, en 1472, se imprime
El Sinodal de Aguilafuente, y unos años después otras
imprentas se instalan en Barcelona, Valencia, Sevilla, Zaragoza, León
o Salamanca, desde donde se imprimirán las primeras Relaciones
y diarios españoles.
Los primeros tipógrafos componían de forma manual las líneas
de texto, de izquierda a derecha e invertidas, lo que exigía mucho
tiempo y habilidad para quienes realizaban este trabajo, los cajistas.
Las primeras imprentas españolas son las de Manuel Fernández,
Manuel Hernández y Diego Miguel Peralta, desde las que se edita
Mercurio Histórico y Político en los años
1738 y 1739. Después pasó a imprimirse en la imprenta real,
desde donde también se imprimieron La Gaceta y El Mercurio
a partir de 1781 cuando la regentaba Francisco Manuel de Mena.
Con el siglo XIX se iban a perfeccionar las prensas manuales de madera,
que serán sustituidas por máquinas de impresión que
realizan parte del proceso de forma mecánica. Andrés Borrego,
que fundó en 1835 El Español, fue de los primeros
en estrenar una prensa mecánica, lo que le facilitó pasar
de tres a cinco columnas en la composición de sus textos y comenzó
a insertar anuncios y comunicados. Las máquinas de impresión
mecánicas facilitarán tiradas muy superiores, entre diez
y doce mil ejemplares por hora, y la aparición del formato sábana.
El progreso de las técnicas de producción, las innovaciones
tecnológicas, el nuevo siglo XX, con todas sus circunstancias económicas,
políticas y sociales, van a facilitar el desarrollo de ciertas
publicaciones (La Vanguardia, que nació en 1881, en los
años veinte tenía una tirada superior a los 80.000 ejemplares),
y el nacimiento de nuevos periódicos, como el ABC, desde
1905 diario y con el formato clásico desde 1907, que en 1915 con
una rotativa de cuatro bobinas imprimía hasta 120.000 ejemplares
de ocho páginas en una hora.
Para que te hagas una idea, las nuevas rotativas, que llegaron a España
a principios del XX; el huecograbado (desde 1929); las nuevas tendencias
del diseño en la prensa que, desde 1962, darán lugar al
color; y la linotipia, desde principios de 1900, ayudarán a dar
el salto definitivo para que la prensa española pueda incrementar
su producción.
El empleo del color en la prensa española tiene su origen en Los
Lunes del Imparcial y La Correspondencia de España,
que utilizaban, a finales de 1898, la misma maquinaria para ofrecer unas
portadas de gran calidad. Otro intento lo hizo el diario ABC allá
por el año 1930, que utilizó la tricromía para varias
páginas, tanto de información como de publicidad. Otro de
los intentos lo realizó El Debate, que durante varios números
utilizó la combinación de tinta roja y negra (bicolor) para
los anuncios de la última página (contraportada) En 1967
nace SP, primer diario español que se concibe para aplicar
color a la información. Utiliza una rotativa offset y un
papel de mayor calidad del utilizado por la prensa diaria. En 1986, Diario
16 aplica el color. Y ya en los años ochenta, y hasta la actualidad
en la que se ha generalizado el uso del color en la prensa española,
el diario deportivo Marca.
Durante los últimos años del siglo XX en España,
la aplicación de nuevos sistemas informáticos ha permitido
que se abandonen definitivamente la composición en caliente o "en
plomo" y las nuevas rotativas de impresión, con plegadoras
incluidas y todo tipo de adelantos tecnológicos, permiten imprimir
a una velocidad de setenta mil ejemplares por hora hasta ciento doce páginas
(incluidas ocho de ellas a todo color y con posibilidades de doblar o
triplicar la paginación, gracias al encarte a esta misma velocidad
de pliegos impresos). Además se implantó una nueva forma
de imprimir: el offset. Los diarios que disponían de huecograbado
abandonaron sus páginas gráficas para transformarse en diarios
en offset, que permite unos tiempos de producción mucho más
cortos y a unos costes inferiores. El País, impreso en offset,
se asemeja a los diarios sábana europeos, aunque su estructura
es tabloide.
Por último, toma nota de la más rabiosa actualidad: la aplicación
del ordenador a las páginas de las publicaciones impresas. Estos
modelos con programas de edición electrónica han hecho posible
una profunda transformación: que los periódicos puedan elaborar
sus páginas en pantalla. Después se envían a filmadoras
de alta definición para la obtención posterior de las planchas
de impresión. Los tradicionales montajes manuales de offset ya
no son necesarios y de la pantalla se pasa a directamente la fase final
del proceso de impresión de los ejemplares.
|
|
|