Antes de comenzar a diseñar el organizador, es importante entender y definir correctamente cuál es el problema ante el que os encontráis y cuáles son las necesidades a las que debéis dar solución. 

En grupos, debéis analizar correctamente la situación de desorden a la que consideráis necesario poner solución y pensar cómo lo llevaréis a cabo.

Podéis pensar en situaciones de vuestra vida cotidiana, tal y como hemos visto al principio de esta unidad: necesidad de ordenar las herramientas en el taller, el material existente sobre un escritorio, las medicinas a tomar cada día, los dispositivos USB de los que dispones…

Además, es fundamental analizar la viabilidad del proyecto: ¿se dispone de los recursos materiales y humanos para llevarlo a cabo? ¿se puede hacer a un coste asumible?

Este análisis os ayudará a encontrar la mejor solución para vuestro problema y organizar un poco más vuestro entorno. Debéis recordar que un buen organizador no solo mejorará vuestra eficiencia y seguridad, sino que también tendrá un impacto positivo en vuestra experiencia diaria.

Con el problema definido, es el momento de investigar sobre cómo han sido resueltas otros problemas similares y que os puedan servir como base para el diseño de vuestro organizador. 

Debéis investigar tanto sobre el propio elemento a diseñar, como sobre aspectos técnicos como dimensiones, materiales a utilizar o cualquier otro que consideréis de utilidad para lograr un diseño eficiente. 

En cursos anteriores habéis aprendido técnicas de búsqueda de información fiable en la red, así que ¡es el momento de aplicar lo aprendido!

Debéis guardar las fuentes de información para incluir su referencia en la documentación del proyecto.