Textos instructivos para IA

¿Alguna vez has seguido un tutorial de TikTok para hacer masa de pizza o le has pedido a ChatGPT que te explique cómo resolver un problema matemático? Ambos son ejemplos de textos instructivos. Sin ellos, las IA no podrían ayudarnos, los robots no ensamblarían coches e incluso las recetas de cocina serían un caos.

El texto instructivo es un tipo de comunicación que guía al receptor para actuar, adquirir conocimientos o iniciar una serie de pasos. En el ámbito de la Inteligencia Artificial, este tipo de texto se vuelve crucial, ya que las instrucciones precisas permiten a las máquinas interpretar y ejecutar tareas de manera óptima. El dominio de los textos instructivos resulta fundamental para potenciar vuestra capacidad de interactuar con sistemas inteligentes, convirtiéndoos en los especialistas que el mundo tecnológico necesita.

Un texto instructivo es un conjunto de indicaciones organizadas y claras cuyo objetivo es guiar al receptor para realizar una acción concreta. Su esencia radica en la eficacia: si no se comprende, no se ejecuta.

Para que un texto instructivo funcione (ya sea para humanos o para IA), debe cumplir requisitos básicos. La ambigüedad o el desorden pueden generar errores críticos, como que un chatbot dé respuestas absurdas o que un brazo robótico ensamble mal una pieza.
La eficacia de un texto instructivo radica en su capacidad para transmitir información precisa y funcional, adaptándose al contexto y al usuario. Esto exige características lingüísticas y estructurales específicas. Una IA, por ejemplo, procesa mejor frases cortas y marcadores temporales (“En primer lugar”, “A continuación”). Los recursos lingüísticos más habituales son:

• Verbos en imperativo (“Selecciona”, “Configura”, “Evita”).
• Conectores cronológicos (“Primero”, “Luego”, “Mientras tanto”).
• Léxico técnico específico (en programación: “Bucle”, “Algoritmo”).
• Elementos gráficos (viñetas, números, negritas).
• Estructura condicional (“Si ocurre X, haz Y”), muy empleada en lenguajes de programación.

¿Algunha vez seguiches un titorial de TikTok para facer masa de pizza ou pedícheslle a ChatGPT que che explique como resolver un problema matemático? Ambos son exemplos de textos instrutivos. Sen eles, as IA non poderían axudarnos, os robots non ensamblarían coches e ata as receitas de cociña serían un caos.

O texto instrutivo é un tipo de comunicación que guía ao receptor para actuar, adquirir coñecementos ou iniciar unha serie de pasos. No ámbito da Intelixencia Artificial, este tipo de texto vólvese crucial, xa que as instrucións precisas permiten ás máquinas interpretar e executar tarefas de maneira óptima. O dominio dos textos instrutivos resulta fundamental para potenciar a vosa capacidade de interactuar con sistemas intelixentes, converténdovos nos especialistas que o mundo tecnolóxico necesita.

Un texto instrutivo é un conxunto de indicacións organizadas e claras cuxo obxectivo é guiar ao receptor para realizar unha acción concreta. A súa esencia radica na eficacia: se non se comprende, non se executa.

Para que un texto instrutivo funcione (xa sexa para humanos ou para IA), debe cumprir requisitos básicos. A ambigüidade ou a desorde poden xerar erros críticos, como que un chatbot dea respostas absurdas ou que un brazo robótico ensambele mal unha peza.
A eficacia dun texto instrutivo radica na súa capacidade para transmitir información precisa e funcional, adaptándose ao contexto e ao usuario. Isto esixe características lingüísticas e estruturais específicas. Unha IA, por exemplo, procesa mellor frases curtas e marcadores temporais (“En primeiro lugar”, “A continuación”). Os recursos lingüísticos máis habituais son:

• Verbos en imperativo (“Selecciona”, “Configura”, “Evita”).
• Conectores cronolóxicos (“Primeiro”, “Logo”, “Mentres tanto”).
• Léxico técnico específico (en programación: “Bucle”, “Algoritmo”).
• Elementos gráficos (viñetas, números, negriñas).
• Estrutura condicional (“Se ocorre X, fai Y”), moi empregada en linguaxes de programación.

No todos los textos instructivos son iguales y su estructura depende de su propósito. Por ejemplo, un protocolo de seguridad exigirá un orden más jerárquico, mientras que un tutorial de software suele seguir una secuencia cronológica. Su formato, por tanto, depende del contexto de uso, el público objetivo y la complejidad de la acción. Entre los tipos de texto más habituales están:

1. Manuales de usuario: Explican funciones de dispositivos o programas.
2. Tutoriales: Guían en la ejecución de tareas específicas (ej.: edición de vídeos con IA).
3. Protocolos: Establecen normas de seguridad o éticas en el uso de la IA.
4. Recetas: Instrucciones paso a paso para procesos creativos (ej.: generación de texto con algoritmos).
5. Guías de estilo: Definen criterios para redactar textos técnicos o informes.

Aunque a veces no es el tipo de texto principal, numerosas interacciones con IA implican textos instructivos; representan aproximadamente el 30-40% de las consultas a sistemas de IA, especialmente en ámbitos como soporte técnico, educación y capacitación laboral. Esto se debe a su naturaleza práctica y a la demanda de respuestas inmediatas. Por ejemplo:

• “ChatGPT, explica cómo funciona la fotosíntesis en tres pasos”.
• “Asistente virtual, guíame para restablecer mi contraseña”.

En nuestra interacción con la IA, su presencia puede rastrearse en:

1. Tutoriales personalizados (la IA ajusta el lenguaje según la edad o nivel del usuario).
2. Preguntas frecuentes dinámicas (FAQ): (se actualizan en tiempo real según tendencias de búsqueda).
3. Generación de código (herramientas como GitHub Copilot transforman indicaciones en scripts).
4. Chatbots de resolución de problemas (empleados en servicio técnico o educación).

Actualmente, el desarrollo de textos instructivos y manuales con inteligencia artificial (IA) plantea desafíos éticos y de contenido que deben abordarse para garantizar su eficacia y responsabilidad. Como en otro tipo de circunstancias, las IA pueden reproducir o exacerbar prejuicios presentes en los datos de entrenamiento, como estereotipos de género, raza o religión. Por ejemplo, un manual generado automáticamente podría incluir lenguaje no inclusivo o ejemplos culturalmente sesgados. Asimismo, las respuestas proporcionadas por una IA podrían ser aprovechadas para fines maliciosos o dañinos (ej.: guías para hackear sistemas).

En el contexto laboral, la automatización de la creación de contenidos mediante IA puede reducir la demanda de redactores y profesionales creativos, afectando al empleo en estos sectores. Sin embargo, la dependencia excesiva de la IA podría limitar la originalidad y diversidad en los textos instructivos, ya que las máquinas tienden a replicar patrones existentes en lugar de innovar. Existe desconfianza entre los expertos hacia los textos generados por IA en el momento actual de su desarrollo, especialmente en ámbitos críticos como la educación o la salud, donde la precisión es vital. Para mitigar estos desafíos, se propone habitualmente combinar la IA con supervisión humana, implementar mecanismos de revisión ética y fomentar la transparencia en el proceso de generación.

La próxima vez que le pidas a una IA que te ayude, recuerda: detrás de su respuesta hay un texto instructivo bien diseñado. En vuestras manos está mejorar esa comunicación y hacerla más exitosa. En Intelligere, no acogemos a cualquiera: buscamos a quienes quieren enseñar a pensar a las máquinas.