"He hablado con el arquitecto esta mañana. Al principio creyó que era una broma, pero le dejé muy claro que no quería que el caballo durmiese en el salón: tendrá espacio suficiente en mi habitación.

Comprenderéis que el diseño de una casa nueva conlleva muchos quebraderos de cabeza: la fontanería, la iluminación de ambiente, espacios abiertos o cerrados, piscina cubierta o no... Pero, que alguien pueda poner cara de asombro por querer ampliar los metros cuadrados de un cuarto, no logro entenderlo.

Mi caballo es especial. No solo porque únicamente come hierba recién cortada, también porque odia el sonido de los grillos por la noche. He intentado convencerle de que podríamos hacer el establo insonorizado, pero, cuando pone esos ojitos tristes, no puedo negarle nada.

Y aquí estamos, él y yo, esperando a que lleguen los técnicos para las mediciones oportunas. Por teléfono me han informado de que les acompañaría un médico. Puede que mi caballo esté un poco resfriado, pero, en tal caso, deberían haberme consultado si tengo cita con mi veterinario. ¡Un médico dicen! ¡Qué manera de humanizar a los animales!

Ahí llegan... Menuda comitiva. Creo que..."