|
Inicio
> Televisión > 2 Historia de la
TV en España > 2.2 El nacimiento y la llegada de la TV
2.2 El nacimiento y la llegada de la televisión
El 28 de octubre de 1956 comenzaron oficialmente las
emisiones regulares en España. Los programas inaugurales se iniciaron
a las 20:30 y el contenido consistió en la retrasmisión
de una misa, unos discursos oficiales, la exhibición de dos entregas
del NO-DO, unos reportajes filmados y las actuaciones de unas orquestas
y de los ‘Coros y Danzas falangistas’. Las emisiones se hacía
desde una ‘chaletito’ del Paseo de la Habana
madrileño que disponía de un minúsculo plató
de unos cien metros cuadrados. Durante casi tres años TVE fue una
televisión local con ámbito de cobertura limitado exclusivamente
a la ciudad de Madrid.
Dos años y medio más tarde, en febrero de 1959, coincidiendo
con un partido de fútbol Real Madrid - F.C. Barcelona
se estrena el servicio en las ciudades de Barcelona y Zaragoza. A pesar
de que parece una exageración, la prensa de la época subrayó
que se acabaron todos los televisores que estaban a la
venta en la Ciudad Condal.
La expectación, ya al margen del fútbol, de ‘la noche
del estreno’ se repitió en todos los sitios. Un único
ejemplo aparecido en la prensa canaria con motivo de la llegada de la
televisión a las Islas Afortunadas: a grandes columnas podía
leerse en primera página: “Canarias ante una jornada
trascendental. Va a ser inaugurada oficialmente la TV en el Archipiélago”.
En todos los lugares y tiempos la llegada de la televisión, el
primer día de programas, levantó una riada de comentarios
y un éxito sin precedentes; entre muchos ejemplos puede citarse
la narración que el que escritor leonés Julio Llamazares
hace en uno de sus libros (Escenas del cine mudo)
sobre la catarsis que supuso a los habitantes de su pueblo la visión
de los primeros programas de televisión en 1963.
Los argumentos explicativos del éxito de la televisión son
diversos pero al margen de los deseos de la industria electrónica
o del poder político quizá se encuentren el que la pequeña
pantalla parece satisfacer una demanda mayúscula de ocio cuasi
gratuito y doméstico no satisfecha completamente por otras formas
de entretenimiento social.
Sea como fuere, se tardó años en que la gran mayoría
de los españoles tuviera acceso a los programas. La televisión
llegó a ‘las dos castillas’ aprovechando el repetidor
colocado en la Bola del Mundo en la sierra de Guadarrama,
en octubre de 1959, a Valencia en febrero de 1960, a Bilbao en diciembre
de 1960 (desde agosto los bilbaínos recibían programas...
con un día de retraso), a Galicia y Sevilla en octubre de 1961
y, dando por cerrada la red, a Canarias en febrero de 1964 (también
en este caso se emitían los programas un día más
tarde que en la península).
Muchos comentaristas de prensa, por lo menos hasta 1960, dudaban de que
la televisión se consolidara en nuestro país. Las gotas
de escepticismo llegaban hasta voces autorizadas: Enrique de las
Casas, jefe de programas de TVE y más tarde director de
la primera cadena, escribió en 1959 que “no olvidemos que
por una serie de razones etnológicas y definitorias, el
pueblo español no parece ser un consumidor nato de TV. Ni el clima,
ni el estilo de vida, ni las cualidades imaginativas de la gran masa española
parecen hacer de ella un buen cliente para la TV”. Por
fortuna, el excelente profesional se equivocó en sus predicciones.
|