Inicio
>
Cine > 2 Corrientes
artísticas > 2.2
Surrealismo (continuación)
Tras el renombre alcanzado por dicho filme, Buñuel imaginó
un nuevo proyecto junto a Dalí, esta vez titulado La edad de
oro (1930) .
Aunque el resultado ampliaba los márgenes del universo creado en
el título precedente, también supuso el distanciamiento
personal de ambos colaboradores. Curiosamente, fue ese mismo año
cuando los mecenas del revolucionario proyecto, los vizcondes de Noailles,
encargaron al fotógrafo surrealista Man Ray el rodaje de otra película
del mismo estilo, Le mystère du Chateau de Dès.
Después de su separación de Dalí, Buñuel continuó
dedicado a la cinematografía, dejando a sus admiradores un legado
de primer orden, donde cabe hallar producciones que prolongan el movimiento
surrealista, aunque de forma cada vez más realzada (entre otras
Él, 1952; Ensayo de un crimen, 1955; Viridiana,
1961).
En cuanto a Salvador Dalí, cabe mencionar su aporte a la teoría
surrealista: el llamado método paranoico-crítico,
un recurso anticonvencional e intuitivo que fluye en sus escritos literarios
y también se revela en su pintura. Aunque Dalí diseñó
nuevos proyectos cinematográficos, la fortuna no le acompañó
a la hora de ponerlos en práctica. Aparte de una colaboración
infructuosa con Walt Disney y una escena que diseñó para
el largometraje Recuerda (1945) ,
de Alfred Hitchcock, el famoso pintor no añadió nuevas creaciones
al surrealismo cinematográfico.
Semejante escasez del títulos en el movimiento ha sido subsanada
por algunos teóricos, que añaden a las obras de Buñuel
y Dalí un generoso repertorio, que va desde las comedias delirantes
de los Hermanos Marx hasta las modernas ficciones policiacas del norteamericano
David Lynch.
|