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7.10 Cine digital y electronic cinema (E-Cinema)

Apenas se han producido media docena de innovaciones tecnológicas revolucionarias en los sistemas de rodaje en los más de cien años de historia del cine: la mutación de la velocidad de la cámara de 16 o 18 imágenes por segundo del mudo a los 24 que obligó la llegada del sonido a finales de los años veinte; la generalización del sonido en los años treinta; el asentamiento del color en los años cincuenta y sesenta, los sistemas panorámicos en las mismas décadas y poco más.

Sin embargo, la convergencia digital ha ido afianzándose en las dos últimas décadas y el poder de las técnicas digitales se ha permeabilizado en todo el sistema de producción cinematográfico desde el rodaje hasta la postproducción. No es exagerado decir que cuando el proceso termine, la tecnología y la industria del cine tendrán muy poco que ver con la que conocieron nuestros padres.

Y es el concepto de los sistemas binarios el que mayores expectativas y discusiones provoca. Ciertos sectores auguran que su acelerada progresión y gran potencial provocarán la desaparición, en plazo no establecido, del modelo de celuloide fotoquímico en beneficio de la grabación y reproducción digital.

Ya lo estamos viendo en los procesos de archivo de imágenes en los que los sistemas de compresión de datos permiten almacenar una película en 40 o 50 Gigabytes, tamaño mínimo de información para tener una calidad de proyección aceptable, tolerando, para una imagen de película, un límite de compresión alrededor de 20:1.

Aunque los actores de la industria del e-cinema se muestran poco dispuestos a conformarse con menos definición que el estándar de Televisión de Alta Definición (HDTV), superior a las 1080 líneas, la experiencia nos ha indicado que Toy Story 2 y otras películas con únicamente 1024 líneas no han sufrido ninguna merma de calidad significativa. La pretensión de la industria es alcanzar un mínimo de 2K (2,000 líneas) de resolución, muy aproximada a la calidad fotográfica.

Lo cierto es que en las pruebas realizadas de proyecciones en sala con público indican que los espectadores se preocupan más de otros factores tales como el contraste, el color o el brillo que de la definición de la imagen. En el e-cinema, a diferencia de la HDTV y del Disco Versátil Digital (DVD) que usan 8 bits de color, la profundidad cromática tiene que ser, cuanto menos, de 10 o 12 bits. La profundidad de 10 bits proporciona 1,024 matices para cada color permitiendo la gradación lisa de un campo de color al siguiente.

Desde otra perspectiva, el rodaje en los distintos sistemas de DV es cada vez más común entre los cineastas, tanto los que cuentan con presupuestos bajos (la Bruja de Blair (Blair Witch Project, 1999) de Daniel Myrick y Eduardo Sánchez, como para hacer documentales Buena Vista Social Club (Buena Vista Social Club, 1999) de Wim Wenders, largometrajes de autor como Celebración (Festen, 1998) de Thomas Vinterberg o Lucía y el sexo (2001) de Julio Medem y películas de la gran industria de Hollywood. George Lucas ha utilizado cámaras DV de alta definición de Sony-Panavision para rodar La Guerra de las Galaxias. Episodio 2: El Ataque de los Clones ( Star Wars Episode II: Attack of the Clones, 2002) .