Utopía y distopía son dos términos antitéticos que hacen referencia a dos hipotéticas sociedades radicalmente opuestas. Entre ambas está la nuestra, la sociedad real, que puede mejorar y acercarse a la utopía, o bien empeorar y dirigirse hacia la distopía.
Pero no todo es tan sencillo. En primer lugar porque es muy posible que no nos pongamos de acuerdo en qué tipo de sociedad sería utópica y cuál distópica; podría incluso ocurrir que lo que para algunos es una utopía para otros sea una distopía. Podemos además considerar, aunque en principio parezca paradójico, que todas las utopías contienen en sí una distopía, mientras que todas las distopías incluyen elementos utópicos.
No se trata de un trabalenguas ni de un juego de palabras. Estudiaremos algunas de las utopías y distopías más conocidas planteadas en la historia del pensamiento y la literatura:
Utopías
Una utopía es una imaginaria sociedad perfecta. Su finalidad es crítica, orientadora y valorativa.
El primero en plantear una sociedad ideal fue Platón, en su obra La República y el primero en utilizar la palabra "utopía" fue Tomás Moro.
En el Renacimiento se plantearon al menos dos utopías:
- La Ciudad del Sol, de Campanella.
- La Nueva Atlántida, de Bacon.
Varias han sidos las utopías descritas en el mundo contemporáneo:
- Walden Dos, de Skinner.
- La Isla, de Huxley.
Características
Las utopías suelen tener una serie de elementos característicos:
- Suelen estar situadas en lugares geográficamente aislados, como valles o, preferentemente, islas.
- El aislamiento geográfico es una expresión del aislamiento humano y cultural: las sociedades perfectas se mantienen como tales porque están aisladas del resto del mundo, y por tanto permanecen puras, sin influencias que provengan del exterior.
- En ellas la ciencia, y en general la racionalidad, tiene un papel fundamental, en detrimento de las pasiones.
- Es muy común que no existan en las utopías dos instituciones básicas de las sociedades reales: la familia tradicional y la propiedad privada. Parece claro que los creadores de las utopías pensaban que esas dos instituciones son responsables de muchos de los males que padece nuestra sociedad.
¿Realmente la ciencia es hoy en día una ayuda para mejorar la vida del ser humano, tal y como expresan las utopías contemporáneas? Tu opinión sobre esta cuestión puede ser importante en la tarea.
Platón
Platón (427-347 a. C.) vivió en la época de decadencia de la democracia ateniense. Conoció también la tiranía y la injusticia. Insatisfecho con las formas políticas existentes en su tiempo, se preguntó acerca de cómo construir una sociedad perfecta. Debemos evitar en primer lugar, pensó, que el poder se convierta en objeto de disputas, pues si el poder es tenido por algo valioso los gobernantes harán uso de él en su propio provecho. Tampoco es aconsejable que el pueblo ignorante asuma las riendas del Estado, pues de él solo podemos esperar injusticias y errores. Tampoco los guerreros deben gobernar, ya que buscarán por encima de todo el honor y la gloria. ¿Quién debe entonces gobernar para que el Estado sea justo?
La respuesta a esa pregunta nos la ofrece Platón en su libro La República, probablemente uno de los más importantes e influyentes que escribió. En él establece Platón que los gobernantes deben ser los hombres sabios, los filósofos, pues estos desprecian el poder y la riqueza y por tanto no utilizarán el poder en su propio beneficio. Además de gobernantes, la ciudad ideal platónica debe estar constituida por guerreros y trabajadores. Los guerreros deben ser valerosos, y entre ellos no puede haber propiedad privada ni familias, pues deben estar totalmente entregados a la defensa del Estado. Entre los trabajadores, encargados de producir todos los bienes necesarios para el mantenimiento de la vida, es fundamental que reine la templanza, virtud que nos permite dominar nuestras pasiones. De esa manera los trabajadores no buscarán la riqueza ni el poder.
Para que este equilibrio se mantenga es esencial la educación: todos los jóvenes (tanto hombres como mujeres) son educados por el Estado, y ocuparán en el mismo el puesto en el que puedan ser más útiles. No es el individuo el que decide su destino, sino el Estado de acuerdo a las capacidades de cada uno: los más inteligentes serán los gobernantes, los más valientes los guerreros y el resto trabajadores. Es también importante que esta ciudad perfecta se mantenga pura y aislada de contaminaciones exteriores: cualquier cambio significará para Platón el comienzo de una inevitable degeneración.
La siguiente tabla nos muestra la estructura de clases en la ciudad ideal platónica y las virtudes características de cada una de ellas:
| Clases sociales |
Virtud |
| Gobernantes |
Sabiduría |
| Guerreros |
Valor |
| Trabajadores |
Templanza |
La utopía platónica ha sido estudiada y comentada ampliamente a lo largo de la historia. También ha sido criticada y considerada como una sociedad más cercana a la distopía que a la utopía. De esta opinión fue el filósofo austríaco
Karl Popper (1902-1994). Para Popper si la sociedad platónica se convirtiera en realidad estaría más cerca de un régimen totalitario que de una sociedad verdaderamente justa. La libertad individual no existiría, o en todo caso sería reprimida. Cualquier asomo de crítica o disidencia sería exterminado, al representar un peligro para los intereses colectivos.
Tomás Moro
En el año 1516, el pensador, político y escritor inglés Tomás Moro (1478-1535) publicó una obra en la que describe una imaginaria sociedad perfecta, titulada Del estado ideal de una república en la nueva isla de Utopía. Era la primera vez que la palabra "utopía" se utilizaba. La palabra proviene del griego y significa "en ningún lugar" (en griego "ou" significa "no" y "topos" se traduce como "lugar").
Había nacido el concepto de utopía, que desde entonces hace referencia a una sociedad ideal que no existe realmente en ninguna parte —y que por añadidura es irrealizable.
En el libro Tomás Moro nos narra la decripción que un explorador llamado Hythloday hace de una isla llamada Utopía, que casualmente ha descubierto en uno de sus viajes y en la que ha permanecido durante cinco años —en la imagen puedes ver una representación de la isla aparecida en una de las primeras ediciones del libro—. En Utopía la vida es idílica y pacífica: las ciudades y las viviendas se organizan racionalmente, de forma que ningún ciudadano tenga privilegios o riquezas mayores que los demás. No existe la propiedad privada y todo el mundo trabaja por el bien común, estableciéndose turnos para que las tareas más duras sean desempeñadas por todos. El trabajo ocupa el tiempo imprescindible para producir lo necesario para una vida cómoda, gozando los ciudadanos de suficiente ocio, que dedican al arte, la música y la filosofía. Las autoridades son elegidas democráticamente y disfrutan de una envidiable libertad religiosa. Todo parece perfecto en Utopía.
La descripción de esa isla ideal le sirve a Moro para criticar y señalar los aspectos negativos de la sociedad de su tiempo: las desigualdades, las guerras, la intolerancia religiosa, etcétera.
¿Sería realmente feliz la vida en la isla de Utopía? La descripción que hace Moro nos revela una sociedad perfectamente organizada, hasta en sus últimos detalles. Una sociedad que no puede cambiar, pues cualquier cambio sería para empeorar. La sociedad ha de protegerse entonces de cualquier novedad y de cualquier iniciativa que se salga de la norma. Una sociedad así funciona como un mecanismo de relojería en el que la libertad individual quizás no tenga mucha cabida.
A partir de la obra de Moro el concepto de "utopía" se hizo normal en el pensamiento político, y son muchos los autores que nos plantean sus "sociedades perfectas".
Siguiendo el planteamiento del autor inglés, en general podemos encontrar que las utopías se realizan con una finalidad que podemos resumir en los siguientes puntos:
- Finalidad crítica. Como ya hemos mencionado las utopías sirven para expresar, por contraste, aquellos aspectos que no nos agradan de la sociedad en la que vivimos. Resaltamos en la utopía ciertas cosas —el caracter pacífico, la ausencia de propiedad privada o la libertad religiosa— que nos parecen penosamente insuficientes en el mundo real.
- Finalidad orientadora. La utopía expresa una sociedad perfecta hacia la que nos gustaría encaminarnos. Tiene por tanto el valor de servirnos como guía, como objetivo —aunque inalcanzable— hacia el que dirigir nuestros pasos.
- Finalidad valorativa. En la utopía expresamos aquello que nos parece valioso. Puede servirnos entonces para conocer los valores del autor o de la época en la que fue escrita.
Tomás Moro fue el primero en utilizar la palabra "utopía", pero no en plantear una imaginaria sociedad perfecta. De hecho, en su obra, hay referencias a La República, de Platón, probablemente el primer escrito en el que aparece descrita una sociedad ideal.

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Sobre Tomás Moro:
Sobre "Utopía":
Renacimiento
La época en la que las utopías se convierten en un tema recurrente es aquella en la que vive Tomás Moro: el Renacimiento. Probablemente por que se trata de la época en la que el ser humano adquiere conciencia de su propio valor y protagonismo, y deja de pensar el mundo como algo ya terminado y estático —pensamiento que era común en la Edad Media— y empieza a pensarlo como algo dinámico que puede ser transformado.
Además de la ya mencionada Utopía de Moro aparecen dos importantes obras: La Ciudad del Sol, de Tommaso Campanella (1568-1639) y La Nueva Atlántida, de Francis Bacon (1561-1626).
Campanella imaginó una ciudad gobernada por sacerdotes y filósofos, en la que la propiedad privada no existe, al considerarla como la fuente de todos los males e injusticias. Por su parte, Bacon se centró en la herramienta que debe permitir al ser humano dominar la naturaleza: la ciencia. La sociedad ideal de Bacon está gobernada por científicos, y en ella la paz y la armonía son posibles porque la ciencia y la tecnología hacen de la naturaleza nuestra esclava, convirtiendo nuestra vida en algo fácil y confortable. El egoismo y las injusticias desaparecerán, pues la ciencia hará posible que haya riqueza para todos.
Bacon imagina la existencia de toda clase de artilugios, muchos de los cuales llegarán con el tiempo a convertirse en realidad —como el avión, el submarino o el micrófono—, en la que es considerada como la primera utopía tecnológica de la historia.
Contemporáneas
En el siglo XIX y XX las utopías están generalmente relacionadas con el desarrollo de la ciencia y la tecnología. Éstas adquieren un gran protagonismo y aparecen como una herramienta esencial para conseguir la felicidad humana. Pero también encontramos en ellas advertencias acerca del peligro que una excesiva tecnificación e industrialización pueden entrañar —algo que será más explícito en las distopías)—. Observamos una tendencia hacia formas de vida sencillas y espirituales, en algunos casos buscando una síntesis entre la cultura científica de occidente y la espiritual de oriente. Veamos dos ejemplos; Walden Dos, de B. F. Skinner y La Isla, de Aldous Huxley.
Skinner (1904-1990) fue uno de los grandes psicólogos del siglo pasado, y está considerado como uno de los padres del conductismo. Esta teoría psicológica se centra en el estudio del comportamiento humano, investigando las formas de aprendizaje por las que adquirimos determinadas conductas. La idea de Skinner y los conductistas consiste en que cualquier comportamiento humano puede ser modificado utilizando un método de aprendizaje adecuado.
Partiendo de esta idea Skinner imagina una comunidad ideal, Walden Dos, en la que la ciencia conductista ejerce de omnipotente organizador social. Gracias a una educación minuciosamente establecida los individuos aprenden a comportarse sin maldad ni egoismos, a convivir haciendo compatible la felicidad individual y el interés colectivo. La natalidad está científicamente controlada y el trabajo ocupa una pequeña parte del día, pudiendo disfrutar todo el mundo de un tiempo ocioso feliz y sin preocupaciones.
En La Isla de Huxley —que recibe el nombre de Pala— la vida también trancurre tranquila y feliz. La ciencia ha hecho posible mitigar el sufrimiento y controlar la natalidad, así como asegurar una alimentación completa y saludable para todo el mundo. Pero los habitantes de la isla de Pala rechazan la industrialización, pues ésta conlleva una vida entregada al trabajo y al consumo. Prefieren una vida sencilla desde el punto de vista material que haga posible una rica vida espiritual.
La espiritualidad es de clara inspiración budista, y los habitantes de la isla no dudan en utilizar drogas (siempre científicamente controladas) para experimentar la iluminación y potenciar su vida interior.

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Walden dos, de Skinner:
La Isla, de Huxley:
Distopías
¿Cómo será el futuro de la humanidad? Nuestra cultura está repleta de relatos en los que se muestra un futuro no demasiado atractivo: películas o novelas en las que el mundo ha quedado devastado por una gran catástrofe, o en las que la sociedad ha degenerado hacia sistemas totalitarios que convierten la existencia humana en algo despreciable. Un futuro así, aunque no nos agrade, podría ser posible. Los relatos que nos muestran esa penosa posibilidad reciben el nombre de distopías.
Una distopía es una utopía negativa, es decir, el retrato de una imaginaria sociedad que sería todo lo contrario de una sociedad ideal.
Características de las distopías:
- Son un fenómeno relativamente reciente.
- Tienen su expresión sobre todo en la literatura y el cine.
- Transcurren en un futuro cercano.
- Funcionan a modo de advertencia: nos previenen de lasconsecuencias negativas que podrían tener ciertos aspectos de la sociedad real.
Distopías contemporáneas:
- Un Mundo Feliz, de Huxley.
- 1984, de Orwell.
- Fahrenheit 451, de Bradbury.
Características
El término "distopía" fue acuñado por John Stuart Mill —filósofo y economista inglés del siglo XIX — como antónimo de "utopía". Una distopía es una utopía negativa, es decir, el retrato de una imaginaria sociedad que sería todo lo contrario de una sociedad ideal. En las distopías parece haber triunfado todo lo malo que tiene el ser humano: la injusticia, la mentira, la explotación y la crueldad.
Aunque hay múltiples variaciones sobre el tema, en general las distopías presentan una serie de rasgos comunes:
- Las distopías son un fenómeno relativamente reciente. Mientras que las utopías tienen su origen en el Renacimiento (aunque podemos encontrar alguna en la Antigüedad, como en el caso de Platón) las distopías son típicas de la época contemporánea. Quizás los pensadores renacentistas y modernos tenían más confianza en el futuro que los contemporáneos.
- Por otra parte las distopías tienen su expresión preferentemente en la literatura y en el cine, aunque también hayan sido objeto de reflexión filosófica. En temas anteriores se han puesto ejemplos de novelas y películas, como Soy Leyenda o Mad Max, en las que se plantea un mundo apocalíptico y que suelen considerarse como relatos distópicos.
- Las distopías transcurren normalmente en un futuro cercano, y son consecuencia de los riesgos que entraña nuestra sociedad. En algunas de ellas se muestra un mundo en el que un exceso de control político, propiciado por las nuevas tecnologías de la información o por la ingeniería genética, deriva en una sociedad totalitaria en la que la libertad individual es anulada. En otras se describen las terribles consecuencias que una catástrofe planetaria, generalmente povocada por el propio ser humano (como una guerra nuclear o una epidemia mortífera), tendría sobre nuestra civilización.
Las distopías funcionan a modo de advertencia: nos previenen de las consecuencias negativas que podrían tener ciertos aspectos o tendencias de la sociedad real. Especialmente una mala utilización del inmenso poder que nos otorgan la ciencia y la tecnología. En ese sentido tienen una finalidad similar a la de las utopías, pues nos ofrecen una visión crítica del mundo en que vivimos. Las distopías nos advierten acerca de ciertos riesgos presentes en la sociedad actual.
Un mundo feliz
En 1932 A. Huxley publicó la novela Un mundo feliz. En ella se muestra una sociedad en la que no existen el hambre ni la guerra, en la que todo está perfectamente organizado y los individuos parecen felices y satisfechos. Algunas de las las claves de ese "mundo feliz" son:
- mediante técnicas de ingeniería genética las personas son "cultivadas" y predestinadas a ocupar un lugar determinado en la sociedad.
- La sociedad se divide en castas (Alfas, Betas, Gammas, Deltas y Epsilones), organizadas jerárquicamente para desempeñar distintas tareas.
- La felicidad está al alcance de todos gracias a una droga, el "soma", que el Estado proporciona a todos los individuos.
Pero no todos son felices. Bernard, el protagonista, se siente infeliz e insatisfecho, adoptando una visión crítica y de rechazo con el mundo en el que vive. Esta ruptura desencadenará la trama de la historia y la tragedia final, que no vamos a desvelar aquí.

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1984
1984, publicada por George Orwell en 1949, es probablemente una de las distopías más terribles jamás imaginadas.
El mundo que nos describe es opresivo y totalitario hasta límites insoportables. El Estado, cuyo poder es omnipresente, controla el lenguaje y el pensamiento, el pasado y el presente, mediante sus —¡cruel ironía!— Ministerios de la Verdad y del Amor.
Los individuos se controlan mutuamente y se delatan si sospechan que alguien pone en duda las "verdades" del sistema —incluso los hijos delatan a sus padres.
También en esta novela una persona, Winston Smith, se rebela contra el sistema, y su final será sencillamente... bueno, mejor descúbrelo por ti mismo leyendo la novela.

Infórmate sobre 1984
Fahrenheit 451
Fahrenheit 451 de François Truffaut, basada en la novela homónima de Ray Bradbury quien imagina en su novela, publicada en 1953, una sociedad que ha declarado la guerra a los libros, considerándolos responsables de la infelicidad humana.
Los libros fomentan el individualismo y generan en las personas expectativas e ilusiones irreales, por lo que deben ser quemados. Los bomberos son, paradójicamene, los responsables de destruirlos. Uno de ellos, Montag, se da cuenta del valor positivo de los libros, por lo que es perseguido y debe huir, refugiándose en el bosque junto con otros disidentes. En este caso, el final de la historia deja un pequeño lugar a la esperanza.
Con este libro Bradbury quiso advertir de los peligros del "Macarthismo", que protagonizó la política estadounidense desde 1950 a 1956: se produjo una auténtica "caza de brujas" en la que muchos intelectuales y artistas fueron perseguidos y censurados bajo la acusación de ser comunistas —lo que era en muchos casos falso—. Hubo delaciones, listas negras y libros censurados, en un periodo de locura iniciado por el senador Joseph McCarthy.

Infórmate sobre Farenheit 451: