¡Ay! ¡Ese campo de España! Ese campo tan verde hendido hacia un lado por la hondura del río que lo baña. Y mi casa, ¡qué muda y cerrada! Mirando ella sola la línea del río. ¡Qué clara, qué dulce la curva del agua! (MARÍA ENCISO, Cristal de las horas. Poemas)
Inermes criaturas van huyendo de una muerte a otra muerte, con el alba. La guerra terminó. En gran silencio por los caminos van de las montañas.
Buscando la frontera, van hambrientos de pan y libertad. Mas, emboscada, la muerte los acecha en los senderos con la fiebre y el frío de su escarcha.
En las breñas se quedan: el ensueño se hiela finalmente en sus pestañas. Otros cruzan el puente del destierro sin mirar hacia atrás. ¡Adiós, España!
De una muerte a otra muerte, todo un pueblo camina, fatigado, con el alba. (CONCHA ZARDOYA, Corral de vivos y muertos)
Al pasado mi vista se encamina, y, en horas que no olvido, te retiene, alto, enclavado, la memoria mía. El ancho río de tu patria; el sueño de aquel paisaje junto a ti vivido. Tu diferencia. El navegar sin rumbo por mares de esperanzas que no fueron... Hoy pienso en todo ello. ¡Qué lejano el íntimo perfil de aquellas horas! Yo corté el hilo que invisible era, ya sueltas las amarras y alta el ancla. Hoy me acuerdo de ti y no lo creo. (CONCHA MÉNDEZ, Lluvias enlazadas) |
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En cada grueso oleaje, en cada arruga del mar, en cada ojo de espuma por la arena de fuego, estará un hombre por él y por su extensa cadena de fantasmas. Por las sombras que no tuvieron cuerpo; por todos los que anulados vagan sin país, sin sepulcro.
Con la memoria de los que fueron olvidados volverán: "Ya llegamos a la patria". Y jamás será la patria. Siempre habrá otras olas, y anchos nudos, gruesas crestas de mar. El hombre irá pisando playas de fuego, rocas que hirieron otros pies, algas que se enredaron a otras plantas. Caminará por siempre -a través de paisajes con recuerdos-, el sol contra su espalda y una arruga profunda en la frente horadada por el viento.
"¿Era esta mi patria?" -preguntará de nuevo- Y pasando de largo, como un extraño entre los ríos, regresará a la orilla de que partió -no la recuerda- pidiendo paz para sus muertos. (JULIA UCEDA, Sin mucha esperanza)
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LA POESÍA Y LAS POETAS. BANCO DE TEXTOS.
EXILIO Y NOSTALGIA
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