Las obras teatrales de Sartre reflejan, igual que el resto de su obra literaria, la filosofía existencialista, por lo que incorporan temáticas que giran en torno a la natureza de las personas, a la falta de sentido de la vida, a la frustración, a la angustia, etc. Algunas de ellas son:
Les mouches ("Las moscas", 1943), en la que retoma el mito de Electra y Orestes (sobre el mito), para tratar el tema de la libertad, del derecho a tomar decisiones, del arrepentimiento, de la angustia, de la soledad.
Huis clos ("A puerta cerrada", 1944), en la que tres personajes (Garcin, Inés y Estelle), que no se conocen ni comparten gustos ni ideología, están encerrados y obligados a convivir, lo que desencadena confrontaciones y luchas.
Morts sans sépulture ("Muertos sin sepultura", 1946), donde se presenta a cinco guerrilleros capturados y encerrados en un desván de un colegio, que reflexionan sobre la inminente tortura y ejecución.
La putain respectueuse ("La puta respetuosa", 1946), en la que Lizzie, una prostituta, es testigo de un crimen y se debate entre decir la verdad o ceder a las presiones y mentir.
Les mains sales ("Las manos sucias", 1948) refleja el dilema entre la ética y la política, entre el compromiso político y los propios ideales.
Le diable et le bon Dieu (1951), trata el conflicto entre los fines y los medios, etc.