Primera etapa (1949-1957): Las obras de este período podrían catalogarse como realistas existenciales, ya que se centran en el elemento humano, en la frustración, en el fracaso
, pese a tener una importante carga de contenido social. Se encuadran aquí, como mencionamos ya al tratar el teatro existencialista: Historia de una escalera (1949), Las palabras en la arena (1949), En la ardiente oscurdiad (1950), La tejedora de sueños (1952), La señal que se espera (1952), Hoy es fiesta (1955), Las cartas boca abajo (1957), etc.
Se ha hablado también, con respecto a algunas de estas obras, de teatro simbolista, ya que, ciertamente, combina elementos realistas con otros simbólicos.
Segunda etapa (1958-1971): Prima aquí el teatro social y político (sin olvidar ahora el elemento humano), al que responden obras como El tragaluz (1967) e otras que constituyen dramas históricos que esconden también crítica social: Las Meninas (1960), El concierto de San Ovidio (1962), etc.
Nestes anos, o autor introduce novos recursos, como o escenario múltiple ou a participación.
Tercera etapa (1974 1999): La obra más relevante de este periodo es La Fundación (1974), cuyos contenidos sociales y políticos son muy explícitos, a la par que se aprecia una búsqueda de nuevos recursos escénicos, características que compartirá con otras obras como La detonación (1977).