A partir de los años 60, surgirán más grupos de teatro con una actitud combativa, a la vez que interesados en las novedades teatrales europeas. Como en otras literaturas, el teatro de carácter social y el experimental o independente, se mezclan.


En la literatura vasca, sobre todo a partir de los años 60, Larzabal hace un teatro comprometido con la lengua y con la historia del País Vasco, así como Xalbador Garmendia o Gabriel Aresti, que denuncia a través de su teatro la arbitrariedad del poder y la moral tradicional vasca.
Labaien y Larzabal, ambos autores muy prolíficos, son considerados como los pilares del teatro vasco. El primero, además de obras de su propia creación, fue traductor de otros dramaturgos entre los que se encuentran Castelao, Ionesco, Brecht, etc, por lo que es evidente que era conocedor de la literatura que se hacía fuera de las fronteras del País Vasco.
La obra más importante de Larzabal es Matalas, representada en 1968, que inicia un nuevo tipo de teatro reivindicativo, comprometido con la lengua y con la historia do País Vasco.
Por lo que respecta a Garmendia, trabaja también, en la década de los 60, en la renovación del teatro vasco, lo que se refleja en Istoria trixte bat (1964), que supone una ruptura con respecto al teatro anterior. Además, Garmendia tradujo algunas obras de Camus, de Pedrolo, etc.
Por último, Gabriel Aresti, además de su labor de traductor de otros dramaturgos, como Betti o Valle Inclán, creó obras propias: Mugaldeko herrían eginikako Tobera (1961), "Tobera representada en una villa de la frontera"; Eta gure heriotzeko orduan "Y en la hora de nuestra muerte". En su obra se rebelaba contra el poder y la moral tradicional vasca, dando lugar a lo que se llamó teatro popular revolucionario.


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