Fragmento de Escuadra hacia la muerte:
CABO. Y a ése, ¿qué le pasa? ¿Sigue malo? (JAVIER se encoge de hombros.) Tú. Basta ya de cuento. (LUIS no abre los ojos. El CABO le da en la cara con el revés de la mano.)
LUIS. (Entreabriendo los ojos, penosamente.) Me..., me sigue doliendo mucho. Como si tuviera algo aquí. (Por un lado de la cabeza.) Es... un fuerte dolor.
CABO. No te preocupes. Se te quitará en la guardia. Es tu hora.
LUIS. (Consulta su reloj.) ¿Mi hora? (Trata de levantarse.)
CABO. Sí, tu hora. ¿Le extraña al señorito? (Cambia de tono.) Hay que estar atento al reloj, ya lo sabes. Espero que no vuelva a ocurrir; ibas a llevarte un disgusto. Ni yo soy un bedel, ni tú un gracioso colegial. Estás vistiendo un traje militar, pequeño. Si no te has dado cuenta, vas a pasarlo muy mal conmigo. (LUIS se ha levantado. Se pone con mucho trabajo el capote y el correaje. Coge el fusil y, al tratar de colgárselo, vacila. El fusil cae al suelo. Con un rugido:) ¿En qué estás pensando, idiota? El fusil no se puede caer. (Entre dientes.) Eso no puede suceder nunca.
PEDRO. Cabo, me atrevo a decirle que Luis está realmente enfermo. Yo haré su guardia.
CABO. Cállate tú.
PEDRO. Es que...
CABO. ¡Silencio! Y no vuelvas a meterte en lo que no te importa. Tú vete ya. Yo no puedo admitir que un soldado se ponga enfermo como una pálida muchachita. Es la hora del relevo, y eso es sagrado. (LUIS, vacilante, sale. Hay una ráfaga de aire al abrir la puerta. Un silencio. PEDRO está mirando fijamente al CABO. Éste se sienta junto a la lumbre y enciende un pitillo. Observa el trabajo de JAVIER.) Ese cierre no está limpio. (JAVIER coge la pieza y la mira.) Puede quedar mejor, ¿no crees? (JAVIER no responde. Se limita, con un encogimiento de hombros, a limpiarla de nuevo.) Pedro, trae la barrica. (PEDRO coge un barrilito y se lo lleva al CABO. ADOLFO se acerca y JAVIER deja el ametrallador para sacar un vaso aplastado del bolsillo. Todos esperan algo. El CABO extrae con un cazo y reparte una pequeña ración de líquido a cada uno. ADOLFO lo saborea. PEDRO lo bebe en dos veces. JAVIER, de un trago.)
ADOLFO. (Cuando ha saboreado la última gota voluptuosamente.) Cabo, no creo que un poco más de coñac nos hiciera daño. Sólo... un poco. Con este frío...
CABO. (Bebiendo lo suyo, que acaba de echarse.) Lo poco que bebemos es porque hace frío. Hay que tener cuidado con el alcohol. He visto a magníficos soldados perder el respeto al uniforme... por el alcohol.