LITERATURA CASTELLANA
En lo referente a la literatura castellana, triunfa en estos primeros años la alta comedia y el teatro humorístico:
Alta comedia: Se trata de obras bien elaboradas, de carácter costumbrista, que tienen a la burguesía como principal protagonista. La trama concede especial relevancia al humor y a los valores morales más conservadores (familia, matrimonio, religión...
). Presenta un desarrollo amable y un final feliz. Cumple la función de entretener y educar al público de posguerra. Es un teatro de evasión, que continúa el éxito del de Benavente anterior a la guerra y el de sus seguidores.
De hecho, Benavente continúa siendo su representante más destacado, con obras como Lo increíble (1940), Aves y pájaros (1940), Al amor hay que mandarlo al colegio (1950), etc.
Otros autores representativos: Edgar Neville, José María Pemán, Juan Ignacio Luca de Tena, Claudio de la Torre, José López Rubio, etc.
Teatro humorístico: La nota característica es también el humor, aunque con ciertas dosis de crítica, y provocado desde la presentación de situaciones y tramas diferentes; de hecho, esta corriente se ha relacionado con un humor más intelectual, próximo al del teatro del absurdo, con diálogos y situaciones inverosímiles. Como representantes de este tipo de teatro podemos señalar a Miguel Mihura o a Jardiel Poncela.
MIGUEL MIHURA
Se considera a Mihura como el renovador del teatro cómico español, que acerca al denominado teatro del absurdo. De hecho, su obra más conocida, Tres sombreros de copa, supone una ruptura con el humor que venía siendo característico de la escena española, puesto que, con cierto tono irreverente, hace una crítica a las convenciones sociales del momento.