Se produce una deformación sistemática de la realidad y de los personajes que, desprovistos de humanidad, son tratados como marionetas, mediante recursos como la animalización y cosificación.
Se crean situaciones absurdas y exageradas.
Se utilizan la ironía y la sátira.
Se usa un lenguaje coloquial, que llega incluso a lo vulgar, lleno de casticismo y juegos de palabras.
Existe una doble significación, en el sentido de que, bajo el aparente tono de burla y caricatura de la realidad, subyace otro significado profundo, cargado de crítica e intención satírica, que constituye una auténtica lección social.